jueves, 27 de octubre de 2016

JUNIO 9 b. - Martes 11, 10:02 am


J   U   N   I   O

Martes  11;  10:02  am

                                       juniolibro.blogspot.com.ar ¿Qué tiene Nikita  Artemiev?

1

Nikita estacionó el Chevy amarillo a dos cuadras de la librería. Llovía y las calles estaban anegadas.  Nik escupió una puteada  y corrió   hasta “Pushkin libros”.

Entró mojado y de mal humor.

Lola y Emilia, estaban metidas entre la fotocopiadora, los libros, cuadernos, mochilas.  juguetes, portaretratos. Había un expender de agua, otro de Coca Cola y de seguir amontonando golosinas y  corriendo los libros del centro de la góndola al fondo,   en pocos meses sería un Maxi-Kiosco y en vez de llamarse “Pushkin”,  Nikita  Artemiev lo bautizaría  “Borges Open 24 horas”.

Nik esperó reponerse detrás del mostrador y se dio dos “puff” de Salbutamol.

Las chicas lo miraban con disimulo. 

Nik gritó “¿Cómo mierda andan las cosas?”, abrió la caja, revisó las ventas y no pudo disimular que estaba contrariado.

Lola se acercó.
--- Mal tiempo, Nik.  No anda nadie – dijo.

Nik la miró y se aflojaron algunos tensores de su  cuerpo, le sonrió a Lola y miró a Emilia.

Las  muchachas  estaban muy lindas,  arregladas y dejaban a su paso estelas dulzonas. Vestían  mini negras y  remeras verde limón con el logo “Pushkin”. Las chicas eran lo "más" de la librería, siempre con la risa pronta y la presencia “Pipicucu”.

Nik se sintió alagado de verlas así: fue él quien diseño la “carnada”  para  sus clientes, a quienes, los ojos se les pegaban ojeando con disimulo, las piernas que dejaban ver la minifalda, el culo apretado y el escote que insinuaba los tersos pechos de sus empleadas.

Estaban frescas,  alegres y le daban a “Pushkin” una envidiable presencia en esta reputísima  ciudad de mierda metida en el orto de la Provincia.

Nikita Artemov  subió al entrepiso a encerrarse en su escritorio: su íntimo espacio, su miserable lugar en el mundo, al cual cada tanto, irrumpía Freuke con el ceño fruncido y mal talante a romperle las pelotas con reclamos y otras menudencias. 

Su mujer caminaba erguida como un oficial de Leibstandarte SS AH, subía sin saludar y  se le plantaba  a Nik con el ceño fruncido.

Lola y Emilia escuchaban gritos y, esas peleas  conyugales a las puteadas, las colocaba en una situación embarazosa.  Si entraba alguien a sacar fotocopias, se ponían  nerviosas, corrían entre los exhibidores y se chocaban.

Nik le tenía miedo a su mujer ¿Por qué?


Freuke lo cortaba a cuchillo con palabras cortas y siempre terminaba la faena diciendo “La mitad de esto me pertenece, te das por enterado” daba media vuelta, bajaba del escritorio y antes de irse, miraba a Lola y Emilia,  levantaba el dedo índice, lo agitaba amenazante y decía “A Ustedes dos las voy a echar a patadas en el culo”.

Nik susurraba con la cabeza gacha y en voz baja, una y otra vez “Om mani padme hum” y lentamente volvía a sentir  sus pies calzados como Nikita  Artemov.

Nik pensó en el bolso de ropa que dejó en el Chevy  “¿Qué carajo voy hacer?” 

Dio unas vueltas alrededor del escritorio y decidió que era hora del cuartillo de vodka.

Tomó el aperitivo, hizo una mueca, chasqueó la lengua y llamó al “Chino” Valdin en Buenos Aires. Era una opción para no quedarse solo girando como un trompo.  El “Chino” trabajaba escribiendo  chistes para  la radio y guiones, que trataba de meter en cualquier editorial de revistas.

Su  amigo  el "Chino", vivía con la libertad del  bohemio, y esa “cualidad de vida libre”, fue la que perdió Nikita  por  viajar a Provincia, hacerse cargo del negocio de libros, juntarse con Freuke y tener hijos. Con ese enroque perdió la partida con un tremendo Jaque Mate.

El contestador del “Chino” le respondió  “Me fui a Rio y me quedo en el Misti  Rio Hostel, Copacabana.  Ratas, manden dólares "  

“¡Qué tipo!” dijo Nik mirando al vacío: el camino a Buenos Aires estaba cerrado.



2

Nik estaba con su libido al rojo y, como   Heredia, también él podría cantar “Tengo la carne joven, roja la sangre, la dentadura buena y mi esperma urgente”


Nikita se acercó a la barandilla, miró al local y clavó los ojos en Lola. Sintió como  la verga  pegó un estirón. 

Lola  era su íntima carnal y, al reparto de suerte,   a Nik le caían cada tanto días buenos:   acertaba en la vespertina  la redoblona con el 21 y el 4 y para festejar, volaba en el Chevy con Lola  al Khajuraho a darse generosas y apasionadas encamadas.

También con Lola viajaba  a la Ciudad de Buenos Aires y visitaban  la exposición  de la Cámara de Juguetes y  la Feria del Libro. Veían Cine o paseaban por Puerto Madero, San Telmo, y  se perdían entre la Plaza San Martín, la calle Florida, Lavalle, Corrientes y Rivadavia hasta caer  en el hotel, con aperitivos, cena y vino,  besos, caricias y todo eso.

Hoy el día era espantoso con viento, lluvia y frío. Daba para meterse en la cama a culear ¿no?

Desde arriba, y con los ojos en las bubis de Lola, Nik se preguntó si su amiga podría escaparse por unos días  con él, hoy, ahora ¡Ya!

Era posible y bajó la escalera y se acercó a Lola por atrás.
--- ¿Vamos a Khajuraho? – le dijo al oído.

Lola sintió la punta de la lengua de Nik y el cálido aliento en la oreja, le produjo un cosquilleo que la estremeció de placer. Se dio vuelta y lo miró sonriendo, después se puso en puntas de pie y le dijo al oído, con una mano en el pecho y la otra entre el cabello.
--- Hoy no puedo Nik – y le besó  la mejilla.

Nik le apretó la cintura como diciendo “OK” y volvió a subir al entrepiso.

Nikita tenía los brazos apoyados en el escritorio y deliraba con los testículos hinchados: tal vez podrían no ir al Khajuraho  y  coger acá, en el rincón. 

¿Garchar  acá?  ¿Atrás? ¡Imposible! Estaba sucio, había ladrillos, bolsas de cemento y cal. El  dueño se apuró en alquilar el local como estaba y se olvidó de limpiarlo. Solamente le dejó la dirección para que Nik le llevara  la montaña de basura que quedó  hace 15 años.

Nik no hizo nada y el dueño se olvidó.

En el espacio limpio que le quedaba, tenía un pedazo de alfombra, el escritorio, un sillón giratorio, dos sillas y estantes con libros que cerraban el fondo oscuro del entrepiso.

En esta intimidad suya,  podía esnifar  un par de líneas, un porro y terminar el día con vodka, pepinos agridulces y escribir apuntes para el libro que escribiría ni bien se desocupara dentro de cien años.


3

En un inesperado giro de la mente a contramano, le apareció Freuke, su mujer,  como un recuerdo gastado de tanto manosearlo.  La conoció desnuda, caliente y humeante como pan dulce sacado del horno. La recordaba así,  aunque ahora no entregaba las tetas, ni la raja, ni el culo, tampoco una sonrisa. Freuke le expresaba con  rostro de virgen  martirizada que, nunca, nunca  le atenderá sus plegarias y le ofreció la bandeja dorada con las Reliquias de Ágata: dos tortitas dulces que representaban las tetas de Ágata  “¿La venganza de Santa Ágata? La concha de tu madre Freuke" 

Nikita bailaba sobre si mismo como un derviche, con la diferencia que el  Vodka prendía el  motor.


Nik, años atrás, averiguó  Googleando algo sobre el segundo nombre de su mujer: Ágata.  ¿Eran las burlas que el destino le tenía preparado para que disfrute?

Se cuenta en el santoral de las mártires, que un tal Quintianus, Senador romano por los años 200 d.c. perseguía con insistencia a la casta jovencita Ágata, con propuestas indecentes. La joven, muy bella y de buena figura por cierto, se negaba y lo enfrentaba con su vida.  Quintianus la acorralaba, caliente como estaba. No había fin a la persecución de desvirgar a la chica y de tanto ir el cantaro a la fuente, el Senador irritado la hizo torturar primero y ordeno después que le corten las tetas.
Así lo expresa la poética popular.

“Agueda que no quisiste someterte, 
las tetas te han de cortar”
“Y le respondió la Santa: que cuerten por donde quieran" 
"Que cuerten si han de cuertar”

Nikita Artemov, que pensaba en la resistencia de Freuke a volver a la cama conyugal, dijo “¿Esta mujer cree que soy el Senador Quintianus?

“Y le cortaron las tetas como aquel que cuerta el pan”

En Zaragoza es tradición comer un dulce con forma de pecho de mujer, "reliquias de Santa Águeda" relleno de trufa y nata. En la localidad de Escatrón celebran el día 5 de febrero con una multitudinaria procesión en la que las jóvenes portan en sus cabezas los panes benditos que ofrecerán a la Santa.

Nikita navegaba al garete y sin destino. Cansado dormitó en el sillón del escritorio.


4

Nik  miró la prolija hilada de cajas, todas iguales y con membretes que registraban el año: las cajas contenían descripciones de personajes, anécdotas,  historias cortas y otros suvenires. La última  tenía el número  20.

Hace 20 años que juntaba hojas sueltas, apuntes, cuadernos “Gloria”, los tapa dura “Rivadavia”, agendas y de vez en cuando pensaba juntar todas las hojas en  orden aleatorio, hacer una copia digital, registrar la obra y mandarla a Tusquetes.

Con otro  cuartillo  de vodka y el cigarrillo entre los labios, se asomó al negocio.

Afuera llovía y el viento se llevaba a  los paraguas. 

Hacía  un  frío de cagarse.


Desde el balcón del entrepiso, Nik le guiñó a Lola, Lola le hizo un mohin y Nikita  se volvió al sillón.


5

Sentado  en el escritorio, Nik  llamó a Víctor, el otro salvavidas; un amigo de la adolescencia, profesor de Letras en el Nacional Domingo Faustino Sarmiento  de la calle Libertad en la CABA.  Con Víctor podía tomar whisky o lo que haya y hablar de Literatura, Historia, Arte, Cine… pero falló el intento: el contestador le notificó que el Profesor Víctor Magno no se encontraba en su residencia  y que regresaría el próximo 25 de junio “Después de la señal, deja tu mensaje” 

¿Quedaba alguien más a quien llamar? ¡Nadie!

El hondo vacío se abrió a los ojos cerrados de Nik y volvió a sentir cómo  el pecho lo inmovilizó de dolor. Después tosió como si escupiese pedazos de pulmón. El cenicero desbordaba de colillas y en el humo estancado de los cigarrillos, Nik podría colgar un hacha.

Se preguntó si era pelotudo, sin saber a qué tópico se referia. Tomó otro cuarto de vaso de vodka y dijo  “Eijj  chingada  suerte la mía”

Se acordó del hermano de Papa Luigi: Dante, que estaba al salir para algún lado de la Provincia por negocios.

No eran, lo que se dice amigos, pero había  empatía y se reían  con cascoteados chistes… Estaría bueno buscar a Dante, ofrecer el Chevy amarillo y acompañarlo.

Tomó otro cuarto de vodka y se puso contento porque salir con Dante a la tierra de los tres generales era la mar de divertido. Miró la caja "15" sobre el escritorio y trató de recordar en qué puto momento de distracción la sacó del estante. Esto volvió a ponerlo de mal humor. “¿Qué mierda voy hacer con ésta caja?”

Revolvió los escritos de la caja 15  y dio con  "Amantes clandestinos” Las hojas estaban manuscritas con una Parker de tinta azul-negro. Leyó el título completo “Amores Clandestinos de Provincia, donde la gente está metida en el orto”  

Parado al lado del escritorio, la caja 15 abierta y un manojo de hojas en la mano, empezó a leer.

“Una mañana… serían las 10, porque el enano que vendía diarios en la plaza se agarró a trompadas con el que vendía diarios enfrente, en la cafetería de Rodríguez  y Ledesma (RYL). Eran las 10 porque todos los días se agarraban a trompadas a las 10”

“El Reloj de la Policía marcaba 10 campanadas a las 11:30  y los relojes de la Peatonal habían dejado de funcionar a los tres días de ser puestos en hora, con bombos, fanfarria y discursos sobre el incontenible desarrollo de la ciudad en paz y libertad, justicia, fe y esperanza: siempre mirando para adelante”

“¡Eran la 10 y a la concha de tu madre!” 

El texto seguía pero creyó que tenía que moverse si quería encontrarlo a Dante en la ciudad.  Guardó las hojas  en el morral y regresó la caja al hueco que había dejado en la hilada.

Levantó   el  libro  “Crónicas Maritales” de Marcel Jouhandeau.  
“Habrá quedado de ayer” dijo y leyó.

Las mujeres abandonan el hogar mucho más fácilmente que los hombres, y tú eres más doméstico que ninguno"

La frase lo desconcertó y pensó sin llegar a nada. Volvió la vista a las lineas de lectura que referían a la cuestión de quien abandona a quien con facilidad y sin derramar lágrimas. 

“Para mí, abandonarla no es tan simple. Hay algo retorcido en mí.  Varias veces elevo mis súplicas a Dios, le ruego que movilice a la muerte, que la muerte me lleve a mí o la lleve a ella. Pero al minuto estoy implorando todo lo contrario, que (Freuke) no me abandone nunca, que no se vaya, que no se muera, que mi suplicio continúe”.

“Este hijo de puta de Jouhandeau me sacó la placa de rayos X” dijo Nik y salió de “Pushkin”: no quería llegar tarde a la casa de Dante.

Cruzó la plaza bajo la tormenta de viento y una sorpresiva granizada de pedazos de hielo como huevos.


Fin
Relato 9 b – Segundo Tiempo
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“Los Relatos de “JUNIO” son ficción. Los hechos y/o personajes son ficticios. Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia”

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Todos los Relatos de JUNIO están alojados en
( juniolibro.blogspot.com.ar  ¿Qué tiene Nikita Artemiev? )

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SEGUIMOS  EN  CURSO 


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TE  PUEDE  INTERESAR

R   E   L  A   T   O  /  2

http://juniolibro.blogspot.com.ar/2016/08/junio-2-lunes-10-1038-am.html

"Había salido antes del amanecer y en el  banco exhibí frente a Gargano toda la gama vergonzante de inseguridad y servidumbre. Todo lo malo y conflictivo que tenía con el banco, eran asuntos míos, acciones propias, actos provocados por mi conducta y sin embargo, parecía incapaz encausar el curso que había tomado mi vida. Para nada estaba satisfecho... ahora me quedaban las horas del día para convencer a mi mujer  que firme el papeleo en la escribanía  para salvar "Pushkin libros" y no caer en la marginalidad. Va a ser una pelea de fondo "La concha de tu madre Freuke Ágata" 






http://juniolibro.blogspot.com.ar/2016/09/junio-3-lunes-10-258-pm.html


Freuke se levantó.  
--- ¿Qué mierda hiciste ahora? – dijo.
--- Tuve que cubrir el rojo del banco con el terreno y la casita.
Freuke no lo escuchó: tenía lo suyo para meter en  la hoguera... y que el fuego del infierno no se apague hasta que no le pueda pegar una patada, en los huevos a Nikita y mandarlo a la puta madre.

--- Pelotudo  ¡Perdiste todo! 





R   E  L   A   T    O   /    8




R   E   L   A   T    O  /   9


Este asuntillo  “¡Querés coger, pagá!” de la noche anterior, lo sacó de la cancha con tarjeta roja escrachada en su jeta y Nikita  reaccionó mal, ofendido y en caliente se fue de mambo. Si hubiese  pensado  diez  segundos, reconocería que las palabras de Freuke “¡Querés coger, pagá! No tenían nada de sorprendente u ofensivo, porque a Nik le sangraba el culo de pagar todas y cada una de las cuentas de la familia. Era una provocación y desprecio que Freuke le tiraba cuando Nik se ponía pesado.

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martes, 18 de octubre de 2016

JUNIO 9 a. - Martes 11, 8:52 am




Ciudad  del  Este, martes 11, 8:52  am

Cuando Nik bajó del 7° con el bolso de mano y el morral colgado al hombro, en el departamento, Freuke, los niños y la vieja  dormían.

Nik había pensado que lo mejor para todos, sería que él tome distancia de su familia  por unos días. 

Este asuntillo, “¡Querés coger, pagá!” de la noche anterior, lo sacó de la cancha con tarjeta roja escrachada en su jeta y Nikita  reaccionó mal, ofendido y en caliente se fue de mambo. Si hubiese  pensado  diez  segundos, reconocería que las palabras de Freuke “¡Querés coger, pagá! No tenían lugar, porque de echo le sangraba el culo de pagar todas y cada una de las cuentas de todos ellos.

Nik pagaba tarifa Premium   desde que empalmó con Freuke trece años atrás, proveyendo la Gran Canasta Familiar con alimentos, bebidas, vestimenta, educación, recreación, empleada doméstica, combustible, seguros, infracciones, electrodomésticos, celulares, tablets, notebboks y otras porquerías descartables  de la moda. 

El costo de esa canasta daba algún privilegio: una porción de sexo sin grandes pretensiones, nada más que sexo casero: “¿Ya acabaste?” preguntaba Freuke y sacaba  a Nik de arriba suyo con un  empujón, “Salí”  decía. Nik se levantaba a tomar ginebra y Freuke se refugiaba en la cuna de Yeugueni. ¿Cómo mierda hacía para entrar y doblarse sin aplastar al niño?

El tiempo,   entre un revolcón y el siguiente, se acortó hasta detenerse un día. Se  acabó eso de coger. Fue  sin previo aviso, así nomás… Y, en lo sucesivo, se vieron  viviendo bajo un mismo techo sin saber porque.


Nikita recordó la noche anterior. Estaba avergonzado por su histerismo adolescente ¡Mierda! Correr desnudo por los casi 50 m2 del piso, levantando a los gritos a sus hijos, a la suegra,  y  Freuke azuzándolo  detrás de la puerta, “Pagá pajero”  y los vecinos  a coro,  puteaban a uno, a otro y a todos. 

El día era de un gris casi negro con nubes bajas, el viento frío  calaba los huesos y llovía.

En el bolso Nik llevaba unas pocas prendas y en el bolsillo de la campera inflable tenía “El cubo de Rubik”.

Subió al Chevy amarillo y mientras esperó que se caliente el motor, apoyó la cabeza en el volante.

Sintió una ola de calor  y enseguida, el corazón parecía partírse. ¿Qué mierda?  ¿Angustia o infarto?  Estuvo inmóvil,  jadeando  y el dolor fue cediendo.

Prendió un cigarrillo  y puso en marcha  el auto.

Bajó en la estación Shell, cargó GNC y se metió en el Shop a tomar café,   agua mineral y Alka Seltzer.

Miró el incesante movimiento de la playa: autos, camiones, camionetas, motos y los playeros, con la ropa de la Shell, se movían  sobre cada vehículo, gritaban, saludaban, reían. "La rutina los pone contentos, alegres y satisfechos ¡Pinche pendejos!" Pensó Nikita.

Era  “El juego de la Vida” donde hombres y mujeres se caminaban el día en direcciones predeterminadas, haciendo esto y aquello: una fatigosa rutina  sin saltearse casilleros.

Sí, cada uno tenía el caminito marcado de tanto transitarlo por el mismo lugar… Nikita  no, era imprevisible como un cirujano operando con Parkinson.

Ahora mismo, en el Shop de la Shell, miraba el bolso de viaje y se preguntaba si aún  estaba viviendo el tramo final del histerismo de anoche. ¿Más de lo mismo?

¿A dónde ir? ¿Solo?... Nik podía aguantar la soledad en tanto y cuanto estuviese en el tumulto, pero viajar solo, sin destino, alojarse en un hotel y mirar el techo como un boludo, eso no.  Nik no podía hacerlo porque inmediatamente sentía la transfiguración de su equilibrio, comenzaba a temblar, sudar… ¡La  pavura, el miedo animal lo paralizaba!

Se imaginaba como marinero, en tiempos de la tierra plana,  miraba partir a Colón en un viaje cuyo único destino, era caerse a la mierda en el foso del fin del mundo  sobre las fauces abiertas de horribles animales.


Para subir a Nik a una carabela,  lo tendrían que desollar vivo a latigazos.

Nikita  Artemov no tenía  dinero, ni era temerario. Tal vez esa carencia de lo uno y lo otro, le daba ese  enigmático extravío: salir corriendo y quedarse parado.

Nik se decía que, para cuando resolviese el Cubo de Rubik, él se vería sólido, sin fisuras.

Sacó de la mesa vecina   el ejemplar gratis de “El Diario del Este” que ofrecía Shell Open 24 a sus clientes.

Mientras hojeaba el diario,  creyó pasar   un artículo sobre el Cubo de Rubik. Volvió  a dar vuelta las hojas y efectivamente, el redactor  había cortado y pegado de Internet, datos que   recogió de la web de Taringa sobre un tal Graham Parker, oriundo de Portchester, Inglaterra.

“Parker invirtió más de 27 mil 400 horas de su vida, muchas de estas por las noches sin poder dormir, para poder terminar el Cubo de Rubik que ha representado su máximo reto” 

“No puedo decir el alivio que significa finalmente haberlo terminado. Me había vuelto loco durante años, como si se hubiera apoderado de mi vida”, dijo Graham radiante la cara de satisfacción. 

“He tenido problemas en la espalda y en mis muñecas, por todas las horas que pasé sentado tratando de resolverlo. Pero cuando le di ese último giro y todos los colores empataban, no pude hacer otra cosa mas que llorar”  dijo.

Por su parte, Jean Parker, la esposa de Graham, fue quien más sufrió durante esos 26 años, pues el cubo causó muchas fricciones y pleitos entre la pareja. “Cuando lo conocí ya estaba obsesionado con él (Cubo de Rubik) y pasaba horas intentando resolverlo”, dijo.


En 1980 se estableció el grupo “Cubohólicos”, para ayudar a los adictos a este juego a dejar el hábito.

El cubo de Rubrik ayuda a disminuir la depresión, y es un distractor mental muy saludable” ¿Quien lo habrá dicho?, pensó Nik.

Bajo el artículo, seguían los comentarios del Foro de los lectores que era muy  divertidos. 

“Yo solo quiero saber como mierda quito el puto anuncio de “es la moda” para leer el puto artículo bien”  Escribió María Fernanda.

Adrián escribe: “Yo armo 3 colores y ya me ladillo”

Kenya:  “Me doy un tiro si un vidente puede armar el cubo y yo no”

Sarah:  “En un programa llamado super cerebros, un chico lo armo en 3.40 seg.”

Nik  quedó pensando. Después  dejó  “El Diario de la Ciudad del Este” en la mesa, recogió el morral y salió rumbo a la librería “Pushkin”.



FIN
Relato 9 a.

“Junio” es una obra de ficción. Cualquier coincidencia con lugares, situaciones, nombres  es una  coincidencia.

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PUEDE  INTERESARTE


Relato  7

A Nik no le sirvió de  mucho mantener la cara de póquer   y presa de un violento miedo al arsenal de escopetas, rifles, revólveres, sobre el hogar con fuego, quería escapar… pero estaba parado y seguía las instrucciones de Papa Luigi. 




Relato 8

Nikita había llegado a la casa de Eva para verla una vez más y se encontró con Papa  Luigi, quien no dejó de gastarlo  todo el tiempo que  estuvo allí. Como dice el refrán “Fue por lana y salió trasquilado”.





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Los espero a la vuelta para terminar con el Relato 9 de la serie "JUNIO"

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jueves, 13 de octubre de 2016

JUNIO 8 - Lunes 10, 10:59 pm




Ciudad  del  Este;  lunes 10,  10:59  pm

Nikita había llegado a la casa de Eva para verla una vez más y se encontró con Papa  Luigi, quien no dejó de gastarlo todo el tiempo que  estuvo allí. Como dice el refrán “Fue por lana y salió trasquilado”.

Se fue de la mansión de Papa Luigi con Dante en el Chevy amarillo. Nik estaba malhumorado y no quiso bajar en la casa del hermano de Papa Luigi.

Nik siguió en el Chevy amarillo dando vueltas por la desierta, fría y lluviosa Ciudad del Este... Nikita tenía en mucho qué pensar.

¿Papa Luigi sospechaba de los encuentros de él y Eva? Si fuese así no necesitaba burlarse, como lo hizo un par de horas atrás, el tipo  tenía métodos persuasivos   para que Nikita se cague de miedo y corra   para que no lo agarre la perrera.

Se decía  “sotto vocce” que, con  empresarios de la Ciudad del Este, Papa Luigi manejaba negocios que incluían lavado,  juego, prostitución, contrabando, droga. Así constaba la denuncia del periodista A.L. a quien semanas después le balearon el frente de la casa y la cana se negó a tomar su  declaración alegando falta de insumos: papel para escribir.

Nikita andaba con cuidado,  no quería sumarse  a las habladurías de la gente, y decía:   “Papa Luigi es un empresario exitoso”.

A pesar del cuidado que ponía Nik en pasar inadvertido ¿Quién era Papa Luigi? Un tipo amable, un vecino generoso que convocaba a  su vigilada  chacra "El Guri", a familias, amigos e invitados del poder y de la Sociedad esteña. El cerca de ligustrina, àrboles, y la distancia del complejo de la chacra, impedía ver los  atracones con pantagruélicos asados, fútbol y póker. Se decía que allí se apostaban títulos de propiedad, caballos pura sangre, autos de alta gama, relojes de oro, fajos de dólares termosellados… "¿Quién lo vio?"   Pensaba Nikita.  Pero los rumores era fuertes. 

Así, con toda la basura que deja la bajamar, la gente decía que Papa Luigi era un respetable vecino, y era de gran valía su activa participación y generosa solidaridad con el pueblo esteño. Sus sociedades civiles, cooperativas escolares, círculos culturales…a todos  atendía con “dinero vivo sabrosón y crujiente”  en sobres de papel manila importado.

Nikita había entrado a  la Gran Casa de Papa Luigi  de la mano de Eva que, lo condujo suavemente a su espacio íntimo. 



Nik, sintió la mano suave de Eva como su guía al Jardín de las Delicias. Eva tenía la piel blanca, sedosa y su cuerpo dulce y fresco  exhalaba  rosas y jazmín. El sabor de Eva lo extravió en amor y erotismo, dolor y sufrimiento.  

¿Y Eva?

Tan pronto como se acercaba a Nik para acariciarle la mejilla o levantar la sabana de su cama para darle cobijo. En otro momento,   lo miraba sonriendo desde el diván Chise-long. 

Por otra parte, Papa Luigi lo colgaría de los huevos sin pensarlo dos veces y ella solamente miraría por la ventana detrás de las cortinas de voile.

Después de gastar las llantas del Chevy dando vueltas por la ciudad, Nikita necesitaba un trago  y la petaca de cuero que tenía en la guantera estaba vacía. Dobló bruscamente y retomó la 19 hasta la Plaza.

Detuvo el Chevy  frente a la librería “Pushkin”.

Se abrió camino en las sombras del local,  subió al entre piso, encendió la luz del escritorio, sacó de un estante la botella de  vodka Smirnoff  y un frasco de pepinos en vinagre.

Al momento de servir el vaso, la mano le temblaba “Eij tvaiu mat” balbuceó las pocas palabras que recordaba que su padre decía cuando tomaba   vodka, que él mismo fabricaba, le daba sin asco: vaso tras vaso hasta caer.  Nik hubiera querido saber algo mas que la chingada "Eij tvaiu mat"     pero el viejo se iba olvidando, hasta que se olvidó de  todas las palabras y murió sin enseñarle. 

Los Artemov bebían mucho con  dolor, lágrimas, risas y horrible sufrimiento, condenados a cuidarse para salvar el cuello.

Su abuelo Vladimir,  era un exiliado que vivía en Villa Ballester de Buenos Aires, en el barrio “Unión Soviética” allá por el año 1950. 

En este peculiar poblado de pocas cuadras,  habitaban los refugiados de la URSS: Ucranianos, Rusos, Bielorusos, Alemanes del Volga, Armenios, Kasacos y otras etnias y Repúblicas de  la Mancha Roja: un animal vivo , despiadado que ponía en  "Peligro la estabilidad y los valores de  Occidente" en los años  de la guerra fría.



Vladimir, el abuelo de Nikita,  era un  perseguido de la KGB por traidor a la patria, Art. 58 apartado 1 (Actividades contrarrevolucionarias)  del Código Penal  de RSFSR y  podía ser envenenado o  arrollado por un tren en la estación de Villa Ballester empujado por un agente encubierto del Partido Comunista del Este. Para la URSS, el PC local estaba dormido y los camaradas no hablaban  ruso y la colonia de la Unión Sovietica no hablaba castellano. ¿Cómo infiltrar a un  comunista nativo en el villorio?   

“Eij tvaiu mat”, su abuelo tenía escondido en sus entrañas el miedo y también algún  conocimiento que no garpaba: cultura… libros, música, especialmente, operas:  las cantaba después de varios vasos de vodka y las lágrimas  le saltaban. De chico,  Nik se aburría y salía a la calle y con otros peques formaban la banda  “Capone”.  Fabricaban Vodka casera (copió la fórmula a su viejo)  alcohol medicinal, agua, cascaras de limón… y la banda "Capone" vendían la producción en la misma  “Unión Soviética” a escondidas del verdadero dueño del negocio: su padre Alexandr Artemiev.

Cada uno de los inmigrantes venía con sus costumbres y heridas y entre todos hacían, de las pocas cuadras, un gueto divertido y lacrimoso. Gritaban como locos,  olía a borsch desde las 11 de la mañana todo el día y casi siempre entre todos, se agarraban con pesados insultos  a sopapos entre risas y bailes.




Nikita recordaba que un tipo de la Casa Rusa murió envenenado y lamentó que el terror del abuelo fuese trasmitido a su padre y su viejo a él. ¡El miedo de Alexander Artemiev los llevó  a esconderse en cualquier lugar,  lejos de Villa Ballester y de su abuelo: la semilla del miedo. 

Nik perdió a sus socios de la floreciente industria alcohólica. Fue su primer y único emprendimento comercial de éxito y demanda sostenida,  aunque con muchas deudas por cobrar a sus clientes rusos que,borrachos, lo sacaban a patadas. 



Nik creció y vio a su abuelo Vladimir pasar por   su vida como un tren bala.  Lastima,  hubiera querido saber como fue arrestado a los diecisiete años y enviado al Gulag, como se vivía en esos campos de castigo y re-educación política a 40 grados bajo cero y como, cumplida la condena, corrió sin parar hacia el este en  1939 cuando la fuerzas alemanas arrasaban con las aldeas hasta llegar a Moscú. Para ese entonces, Vladimir había cruzado la frontera y  alojado a gritos, empujones y más patadas en un Campamento de trabajo nazi-alemán para residentes extranjeros. 

Buena historia.



Después de este primer momento emotivo, Nikita se sirvió otro cuarto de vaso y abrió el frasco de encurtidos.  Mordió un pepino agridulce y el vinagre, la carne del pepino y el alcohol se mezclaron en la boca y explotaron.


Se sentó en la silla  del escritorio y miró las fotos guardadas en el celular. Nik tenía a Eva prendida como un abrojo  y eso lo ponía nostálgico y suplicante. 

“No está bueno que el hombre  esté solo”  repetía Nik en  su estado de delirio  “ Necesito  una ayuda  para no estar solo”  gritó.


Nik se miró las manos: no temblaban “Está todo bien” suspiró.  Sirvió otro vaso. y  se  perdió en  reflexiones  que partieron de Eva y en cuanto la deseaba. Pero, para acercarse a ella,  dependía de la suerte en una loca carrera de obstáculos. 

La Usina lechera de Nik funcionaba las veinticuatro horas y el cuajo le salía por la boca y los ojos. Esta urgente necesidad de descargar la producción, lo tenía ocupado en aplacar la ebullición que le hinchaba el cerebro y los huevos.  

Nik estaba algo turbado y las cosas brotaban confusas ¡Ya iban varios cuartillo de Vodka! 

Artemov (1) se arreglaba como podía en el caos de su vida sexual.  Era  como si estuviese en un Bingo;  podía tocarle un buen tiro y ligar una cita. Pero en la mayoría de los intentos,  marraba el tiro  y quedaba “pagando” al aparato. 

Tenía  ocasionales relaciones  con Lola y en el entre tiempo se masturbaba feroz. 

¿Y su mujer Freuke?   Ese rollo estaba acabado y la intimidad sexual  desde  hace cinco años no existía.

Freuke cerró las piernas y cayó la persiana del kiosko,


En este punto,  Nik había perdido el rumbo, se levantó, corrió alrededor del escritorio y se derrumbó sobre el sillón.


Estaba de puta madre ¡Mal! Con la mente alterada, deseaba poseer una mujer para liberarse de la presión de la sangre que vomitaba el corazón. Nikita era una bomba de tiempo.

En el escritorio tenía un Best Sellers de escritos sobre  sexo y fotos eróticas  que recibió  para su venta. Abrió al  azar y le cayó un texto de Cohelo  ¡Nada menos que Cohelo!

"Te voy a lamer del coño al culo y del culo al coño, que no vas a saber si te has corrido o te has cagado

Nik se sentía a punto de estallar: la cabeza le daba vueltas, el corazón le saltaba del pecho. 
El estomago vacío, el vodka y el sexo urgente  lo estrellaron.

Y como si se hubiese agarrado del viento, pensó en la tostadora de Freuke   ¡Le iba a sacar humo!

Tomó otro cuarto vaso de vodka y comió con ganas el pepino en vinagre.

Nik estaba en pedo, extraviado y alucinaba  ¡Pensaba un plan  para salir con Freuke a una parrilla!   ¿Largarse al Kajuraho a garchar,  después de no tocar a su mujer durante cinco años? El delirio de Nik le hacía ver lo imposible con la testarudez de quien dice "Sí, se puede" 


Nikita se sirvió otro cuartito de vaso de vodka y hojeó el libro que tenía abierto en el escritorio “El sexo y los escritores”

Henry Miller El sexo es una de las nueve razones para la reencarnación… las otro ocho no son importantes” 

Billy Wilder Cuarenta y cinco años masturbándome y sigo sin tener fuerza en la mano

Nik gritó "¿Qué hago acá solo?"

Volteó las hojas ilustradas del libro y vio la foto de Cortazar, esa en la que tiene un pucho en la boca y abajo el texto:

Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo, lo que me gusta de tu sexo es la boca, lo que me gusta de tu boca es la lengua. Lo que me gusta de tu lengua es la palabra

Nikita releyó el texto y se echó a reír:  la lengua de Freuke Ágata y  la suya no daban ni para una vinagreta.

¡Nik volaba por las calles de la ciudad detrás de una mujer que lo detestaba como él a ella,  sin haber  resuelto “El Cubo de Rubik”!



Nik estacionó el Chevy amarillo. La calle estaba asolada por el viento, la llovizna y la oscuridad. Miró las cuatro torres "De Los Maestros” Veía ventanas con luz y otras oscuras. Miró su reloj “Tres y media”

Subió  al 7° piso.
El pasillo estaba sin luz, caminó pegado a la pared hasta el departamento.  Abrió la puerta a tientas y caminó sin encender las luces, chocándose con los muebles y puteando como si tirara patadas al vacío. 

Se paró delante del nicho de Freuke y con la poca luz que entraba por un  agujero,  vio la curva de la cadera y oyó que roncaba como un tractor John Deere arando la tierra seca. ¡Joder tío! Hoy,  Nik no se quejó, se desnudó tiritando de frio y caliente como una pava. 

Nikita tenía la verga hinchada, se inclinó sin ruido, levantó la la cobija  y se metió en el nido de la Abeja Reina.

Corrió la remera, tanteó el culo y lo punteó. Con la respiración entrecortada deslizó   una mano sobre el cuidado   Monte de Venus ¡Mierda! ¿Por qué Freuke segó el pastizal que Nikita transito antaño y recortó  el jardín en forma de pequeño corazón?  "Más tarde, más tarde se verá. Ahorita no podía perder tiempo,  se movía  hacia adelante para apretar a Freuke contra la pared. Al mismo tiempo agarró  una de sus pulposas tetas y la masajeó como a una pelota de goma.


Freuke Ágata, sintió como el toque mortal de una anguila eléctrica.  Saltó,  prendió la luz del velador, se dio vuelta, y lo miró. Nik no supo descifrar el código, se incorporó  y Freuke  lo esquivo.  

--- ¿Queres coger? ¡Pagá! – gritó pateándole los huevos.

La mujer se dio vuelta y moviendo el culo desapareció en la oscuridad del piso.

Nik encendió la luz de toda la casa. Estaba desnudo y corrió al refugio de la Abeja Reina:  la habitación de Yevgueni. Tanteó el picaporte  y la puerta resistió.

“Abrí  guacha” “¡Hay que hablar!” gritó.

El aullido  traspasó el piso, las paredes y llegó a los vecinos.

No recibió respuesta, retrocedió y fue a la cocina. Buscó algún resto en la botella de Ginebra: se revolcaba en la transpiración de su furia.

Estaba  alterado y se sacudía como un epiléptico y golpeaba las paredes con los puños.

--- Abrí hija de puta y la remil puta que te parió.
Asomó la vieja desde su habitación.
--- Por favor, los vecinos Nikita.
--- Métase adentro vieja chusma y los vecinos que   hagan fila para mamármela.

--- ¿Qué le pasa Nikita? – volvió a la carga la vieja.
--- Métase adentro, carajo – le tiró un vaso que se hizo añicos contra la pared.
--- ¡Policía! ¡Policía!  
Los gritos movieron los cimientos de la torre.
--- ¡Hija de la gran puta! 

Este desgraciado episodio siguió subiendo de tono con grusos insultos.  Nik  pateaba la puerta y Freuke gritaba del otro lado   “¿Querés coger? ¡Pagá. viejo pajero!”

De pronto todos  gritaban a la vez. Nik se vistió llorando rabioso “Hijos de puta” “Hijos de puta” balbuceaba. Se agarraba de las paredes y corría por el piso  “¿Qué hacen conmigo ¡Se terminó todo! ¡Hijos de puta!”
  
Corrió a la escalera y lo tragó la oscuridad.



“¿Que pasó?” dijo Nikita Artemov 

"Se suelta el hilo de plata y se quiebra la lámpara de oro, y se estrella el cántaro en la fuente y se rompe la polea del pozo (...) No hay razón, dice el Eclesíastés. ¡Todo es absurdo!"
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Nik saltó de la cama agitado y colmado de angustia.

Prendió un cigarrillo, tosió con  dolor en el pecho. Después se quedó parado y trató de recordar: ¿Freuke le había gritado en la cara “¿Queres coger? ¡Pagá, viejo pajero?

¿Cuánto tiempo anida el odio para liberarse del cepo y  materializarse en hechos?  

"¿Cuánto más no entiendo? ¿A quien le pregunto? ¿Alguien me ayudará? ¿Mi destino está en una mujer? ¿Una mujer me eleva y me sepulta? ¿Qué pienso?"


Amanecía. Las nubes tenían  color plomizo y el viento había enredado la ropa del tendedero de la vecina.

Estoy en la parrilla Dijo Nik y se contestó, con  palabras de San Lorenzo, mártir:
  
Hermano fuego, Dios te hizo hermoso y fuerte y útil: te ruego que seas amable conmigo” 

Nik salió en silencio, sin despertar a su familia.

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Ref. (1) 

¿Artemiev o Artemov?  Puede causar dudas  ¿Es el mismo personaje? Y si fuese que Artemiev y Artemov es el mismo apellido ¿Cómo es posible?

En 1948, con la llegada de barcos cargados de inmigrantes de la guerra: polacos, húngaros, rusos, slovenos, es decir, el Este devastado, se dio cita en el Puerto de Buenos Aires con valijas de cartón atadas con sogas y apellidos indescifrables para la Policía de Migraciones. 

El castellano es un idioma con  reglas ortográficas que ningún escriba conocía  y ellos  debían escribir nombres impronunciables en documentos oficiales,  tenían su horario de trabajo y un orgullo de pertenecer al país que recibía a todos esos desarrapados. Consta en actas secretas, que se reían, insultaban brutalmente y escribían aquello que entendían o traducían a su antojo a partir de la pronunciación del pobre  inmigrante. transformándolo un apellido en otro parecido ¿Quién mierda iba a reclamar?

El caso de Artemiev fue uno de esos equivocos y Vladimir fue registrado como Artemov. 

Para mayor desconcierto de mis lectores, Vladimir, en razón de ser un "Traidor a la Patria" por la URSS, cambió su apellido en algún lugar de Baviera, de modo que tampoco Artemiev es real. 



FIN 
Relato 8



“Los hechos y/o personajes de “JUNIO” son ficticios. Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia”

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Seguimos en Curso

Con el  próximo Relato de la Saga



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Portada


www, juniolibro.blogspot.com.ar “¿Qué tiene Nikita Artemiev?

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Relato  2


"Había salido antes del amanecer y en el  banco exhibí frente a Gargano toda la gama vergonzante de inseguridad y servidumbre. Todo lo malo y conflictivo que tenía con el banco, eran asuntos míos, acciones propias, actos provocados por mi conducta y sin embargo, parecía incapaz encausar el curso que había tomado mi vida. Para nada estaba satisfecho... ahora me quedaban las horas del día para convencer a mi mujer  que firme el papeleo en la escribanía  para salvar "Pushkin libros" y no caer en la marginalidad. Va a ser una pelea de fondo "La concha de tu madre Freuke Ágata" 



Relato  4


“Nik miró a Freuke, le dio la espalda y apoyó la frente a la pared suspirando. Era como si hubiese bajado los brazos harto de tantas peleas.
--- ¿Y ahora qué haces pelotudo? – dijo Freuke
--- Estoy cansado, muy cansado.

Freuke agarró la extensión  de la aspiradora y le pegó con toda su fuerza en la espalda. La cabeza de Nik rebotó contra la pared como un resorte”


Relato  5


El lunes 10 había empezado para Nikita a las 6:58 am esperando ser recibido por el gerente  del Banco  Provincia. A las 4:37 pm y todavía no había terminado con el papeleo. La discusión que tuvo   con Freuke fue una de las peleas “duras” y Nik todavía temblaba cuando bajó del Edificio de los Maestros y salió a la calle. Nikita y Freuke desde años tenían peleas: a cuatro o seis vueltas. En ocasiones: semifondo a diez rounds y las  de fondo a quince ¿Cómo mierda sobrevivieron?



Relato  6


Los feroces choques con Freuke era  caer en un pozo de mierda una y otra vez. Explotaba  y sobrevivía como un peleador callejero: tanto recibía, tanto daba y después le quedaban los golpes marcados y un  hondo malestar en el alma. ¿Cómo deshacer el nudo tóxico y reiniciar en otro lado, otro lugar,  una nueva vida? No parecía que él pudiese protagonizar tal hazaña.


Relato  7


Nikita pasó al  conocido salón de sillones, el diván chaise longue de Eva, una mesa cuadrada enana, de patas gordas con libros y revistas prolijamente acomodados. El amplio espacio estaba iluminado por una difusa luz de un naranja rojizo que, con el perfume dulzón, los leños prendidos en el hogar y la llamas bailoteando, era una envolvente y narcótica calidez en la semi penumbra  de la amplia estancia con estatuas y pesadas cortinas. Papa Luigi, el esposo de Eva, lo recibió sentado en el sillón. Vestía un elegante saco chaqueta corte robe de terciopelo azul marino ajustado con un lazo. Vestía un pantalón blanco y mocasines.
Cuando Nikita entró, Papá Luigi no se levantó a recibirlo.

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