J U N I O
Martes 11; 10:02 am
juniolibro.blogspot.com.ar ¿Qué tiene Nikita Artemiev?
1
Nikita estacionó el Chevy amarillo a dos cuadras de la
librería. Llovía y las calles estaban anegadas. Nik escupió una puteada y corrió hasta
“Pushkin libros”.
Entró mojado y de mal humor.
Lola y Emilia, estaban metidas entre la fotocopiadora, los libros, cuadernos,
mochilas. juguetes, portaretratos. Había un expender de agua, otro de Coca Cola y de seguir amontonando golosinas y corriendo los libros del centro de la góndola al fondo, en pocos meses sería un Maxi-Kiosco y en
vez de llamarse “Pushkin”, Nikita Artemiev lo bautizaría “Borges Open 24 horas”.
Nik esperó reponerse detrás del mostrador y se dio dos
“puff” de Salbutamol.
Las chicas lo miraban con disimulo.
Nik gritó “¿Cómo mierda andan las cosas?”, abrió la caja, revisó las ventas y no pudo disimular que estaba contrariado.
Nik gritó “¿Cómo mierda andan las cosas?”, abrió la caja, revisó las ventas y no pudo disimular que estaba contrariado.
Lola se acercó.
--- Mal tiempo, Nik.
No anda nadie – dijo.
Nik la miró y se aflojaron algunos tensores de su cuerpo, le sonrió a Lola y miró a Emilia.
Las muchachas estaban muy lindas, arregladas y dejaban a su paso estelas
dulzonas. Vestían mini negras y remeras verde limón con el logo “Pushkin”. Las
chicas eran lo "más" de la librería, siempre con la risa pronta y la presencia “Pipicucu”.
Nik se sintió alagado de verlas así: fue él quien diseño la
“carnada” para sus clientes, a quienes, los ojos se les pegaban ojeando con disimulo, las piernas que dejaban ver la
minifalda, el culo apretado y el escote que insinuaba los tersos pechos de sus empleadas.
Estaban frescas,
alegres y le daban a “Pushkin” una envidiable presencia en esta
reputísima ciudad de mierda metida en el
orto de la Provincia.
Nikita Artemov subió
al entrepiso a encerrarse en su escritorio: su íntimo espacio, su miserable
lugar en el mundo, al cual cada tanto, irrumpía Freuke con el ceño fruncido y
mal talante a romperle las pelotas con reclamos y otras menudencias.
Su mujer caminaba erguida como un oficial de Leibstandarte SS AH, subía sin saludar y se le plantaba a Nik con el ceño fruncido.
Lola y Emilia escuchaban gritos y, esas peleas conyugales a las puteadas, las colocaba en
una situación embarazosa. Si entraba
alguien a sacar fotocopias, se ponían nerviosas, corrían entre los
exhibidores y se chocaban.
Nik le tenía miedo a su mujer ¿Por qué?
Freuke lo cortaba a cuchillo con palabras cortas y siempre
terminaba la faena diciendo “La mitad de esto me pertenece, te das por enterado” daba media
vuelta, bajaba del escritorio y antes de irse, miraba a Lola y Emilia, levantaba el dedo índice, lo agitaba
amenazante y decía “A Ustedes dos las voy a echar a patadas en el culo”.
Nik susurraba con la cabeza gacha y en voz baja, una y otra
vez “Om mani padme hum” y lentamente volvía a sentir sus pies calzados como Nikita Artemov.
Nik pensó en el bolso de ropa que dejó en el Chevy “¿Qué carajo voy hacer?”
Dio unas vueltas alrededor del escritorio y decidió que era hora del cuartillo de vodka.
Dio unas vueltas alrededor del escritorio y decidió que era hora del cuartillo de vodka.
Tomó el aperitivo, hizo una mueca, chasqueó la lengua y llamó al “Chino” Valdin en Buenos Aires. Era una opción para no
quedarse solo girando como un trompo. El
“Chino” trabajaba escribiendo chistes
para la radio y guiones, que trataba de
meter en cualquier editorial de revistas.
Su amigo el "Chino", vivía con la libertad del bohemio, y esa “cualidad de vida libre”, fue la que perdió Nikita por viajar a Provincia, hacerse cargo del negocio de
libros, juntarse con Freuke y tener hijos. Con ese enroque perdió la partida con un tremendo Jaque Mate.
El contestador del “Chino” le respondió “Me fui a Rio y me quedo en el Misti Rio Hostel, Copacabana. Ratas, manden dólares "
“¡Qué tipo!” dijo Nik mirando al vacío: el
camino a Buenos Aires estaba cerrado.
2
Nik estaba con su libido al rojo y, como Heredia, también él podría cantar
“Tengo la carne joven, roja la sangre, la
dentadura buena y mi esperma urgente”
Nikita se acercó a la barandilla, miró al local y clavó los
ojos en Lola. Sintió como la verga pegó un estirón.
Lola era su íntima carnal
y, al reparto de suerte, a Nik le caían cada tanto días buenos: acertaba en la vespertina la
redoblona con el 21 y el 4 y para festejar, volaba en el Chevy con Lola al
Khajuraho a darse generosas y apasionadas encamadas.
También con Lola viajaba a la
Ciudad de Buenos Aires y visitaban la
exposición de la Cámara de Juguetes y la
Feria del Libro. Veían Cine o paseaban por Puerto Madero, San
Telmo, y se perdían entre la Plaza San
Martín, la calle Florida, Lavalle, Corrientes y Rivadavia hasta caer en el hotel, con aperitivos, cena y vino, besos, caricias y todo eso.
Hoy el día era espantoso con viento, lluvia y frío. Daba para meterse en la cama a culear ¿no?
Desde arriba, y con los ojos en las bubis de Lola, Nik se
preguntó si su amiga podría escaparse por unos días con él, hoy, ahora ¡Ya!
Era posible y bajó la escalera y se acercó a Lola por atrás.
--- ¿Vamos a Khajuraho? – le dijo al oído.
Lola sintió la punta de la lengua de Nik y el cálido aliento
en la oreja, le produjo un cosquilleo que la estremeció de placer. Se dio
vuelta y lo miró sonriendo, después se puso en puntas de pie y le dijo al oído,
con una mano en el pecho y la otra entre el cabello.
--- Hoy no puedo Nik – y le besó la mejilla.
Nik le apretó la cintura como diciendo “OK” y volvió a subir
al entrepiso.
Nikita tenía los brazos apoyados en el escritorio y deliraba con los testículos hinchados: tal vez
podrían no ir al Khajuraho y coger acá, en
el rincón.
¿Garchar acá? ¿Atrás? ¡Imposible! Estaba sucio, había ladrillos,
bolsas de cemento y cal. El dueño se
apuró en alquilar el local como estaba y se olvidó de limpiarlo. Solamente le
dejó la dirección para que Nik le llevara la montaña de basura que quedó hace 15 años.
Nik no hizo nada y el dueño se olvidó.
En el espacio limpio que le quedaba, tenía un pedazo de
alfombra, el escritorio, un sillón giratorio, dos sillas y estantes con libros
que cerraban el fondo oscuro del entrepiso.
En esta intimidad suya, podía esnifar un par de líneas, un porro y terminar el día
con vodka, pepinos agridulces y escribir apuntes para el libro que escribiría
ni bien se desocupara dentro de cien años.
3
En un inesperado giro de la mente a contramano, le apareció
Freuke, su mujer, como un recuerdo
gastado de tanto manosearlo. La conoció
desnuda, caliente y humeante como pan dulce sacado del horno. La recordaba así, aunque ahora no entregaba las tetas, ni la
raja, ni el culo, tampoco una sonrisa. Freuke le expresaba con rostro de virgen martirizada que, nunca, nunca le atenderá sus plegarias y le ofreció la
bandeja dorada con las Reliquias de Ágata: dos tortitas dulces que representaban
las tetas de Ágata “¿La venganza de
Santa Ágata? La concha de tu madre Freuke"
Nikita bailaba sobre si mismo como un derviche, con la
diferencia que el Vodka prendía el motor.
Nik, años atrás, averiguó Googleando algo sobre el segundo nombre de su
mujer: Ágata. ¿Eran las burlas que el destino le tenía preparado para que disfrute?
Se cuenta en el santoral de las mártires, que un tal
Quintianus, Senador romano por los años 200 d.c. perseguía con insistencia a la casta jovencita
Ágata, con propuestas indecentes. La joven, muy bella y de buena figura por cierto, se negaba y lo
enfrentaba con su vida. Quintianus la
acorralaba, caliente como estaba. No había fin a la persecución de desvirgar a
la chica y de tanto ir el cantaro a la fuente, el Senador irritado la hizo
torturar primero y ordeno después que le corten las tetas.
Así lo expresa la poética popular.
Así lo expresa la poética popular.
“Agueda que no quisiste someterte,
las tetas te han de
cortar”
“Y le respondió la Santa: que cuerten por donde quieran"
"Que
cuerten si han de cuertar”
Nikita Artemov, que pensaba en la resistencia de Freuke a
volver a la cama conyugal, dijo “¿Esta mujer cree que soy el Senador
Quintianus?
“Y le cortaron las tetas como aquel que cuerta el pan”
En Zaragoza es
tradición comer un dulce con forma de pecho de mujer, "reliquias de Santa
Águeda" relleno de trufa y nata. En la localidad de Escatrón
celebran el día 5 de febrero con una multitudinaria procesión en la que las
jóvenes portan en sus cabezas los panes benditos que ofrecerán a la Santa.
Nikita navegaba al garete y sin destino. Cansado dormitó en
el sillón del escritorio.
4
Nik miró la prolija
hilada de cajas, todas iguales y con membretes que registraban el año: las cajas contenían descripciones de personajes, anécdotas, historias cortas y otros suvenires. La última tenía el número 20.
Hace 20 años que juntaba hojas sueltas, apuntes, cuadernos “Gloria”,
los tapa dura “Rivadavia”, agendas y de vez en cuando pensaba juntar todas las
hojas en orden aleatorio, hacer una copia
digital, registrar la obra y mandarla a Tusquetes.
Con otro cuartillo de vodka y el cigarrillo entre los labios, se
asomó al negocio.
Afuera llovía y el viento se llevaba a los paraguas.
Hacía un frío de cagarse.
Desde el balcón del entrepiso, Nik le guiñó a Lola, Lola le hizo un mohin y Nikita se volvió al sillón.
5
Sentado en el escritorio,
Nik llamó a Víctor, el otro salvavidas;
un amigo de la adolescencia, profesor de Letras en el Nacional Domingo Faustino Sarmiento de la calle Libertad en la CABA. Con Víctor podía tomar whisky o lo que haya y hablar de Literatura, Historia,
Arte, Cine… pero falló el intento: el contestador le notificó que el Profesor Víctor
Magno no se encontraba en su residencia y que regresaría el próximo 25
de junio “Después de la señal, deja tu mensaje”
¿Quedaba alguien más a quien llamar? ¡Nadie!
El hondo vacío se abrió a los ojos cerrados de Nik y volvió
a sentir cómo el pecho lo inmovilizó de
dolor. Después tosió como si escupiese pedazos de pulmón. El cenicero desbordaba de colillas y en el humo estancado de los cigarrillos, Nik podría colgar un hacha.
Se preguntó si era pelotudo, sin saber a qué tópico se referia. Tomó otro cuarto de
vaso de vodka y dijo “Eijj chingada suerte la mía”
Se acordó del hermano de Papa Luigi: Dante, que estaba al
salir para algún lado de la Provincia por negocios.
No eran, lo que se dice amigos, pero había empatía
y se reían con cascoteados chistes… Estaría bueno buscar a Dante, ofrecer
el Chevy amarillo y acompañarlo.
Tomó otro cuarto de vodka y se puso contento porque salir
con Dante a la tierra de los tres generales era la mar de divertido. Miró la
caja "15" sobre el escritorio y trató de recordar en qué puto momento de
distracción la sacó del estante. Esto volvió a ponerlo de mal humor. “¿Qué
mierda voy hacer con ésta caja?”
Revolvió los escritos de la caja 15 y dio con "Amantes
clandestinos” Las hojas estaban manuscritas con una Parker de tinta azul-negro.
Leyó el título completo “Amores Clandestinos de Provincia, donde la gente está metida en el orto”
Parado al lado del escritorio, la caja 15 abierta y un
manojo de hojas en la mano, empezó a leer.
“Una mañana… serían las 10, porque el enano que vendía
diarios en la plaza se agarró a trompadas con el que vendía diarios enfrente,
en la cafetería de Rodríguez y Ledesma
(RYL). Eran las 10 porque todos los días se agarraban a trompadas a las 10”
“El Reloj de la
Policía marcaba 10 campanadas a las 11:30 y los relojes de la Peatonal habían dejado de
funcionar a los tres días de ser puestos en hora, con bombos, fanfarria y
discursos sobre el incontenible desarrollo de la ciudad en paz y libertad,
justicia, fe y esperanza: siempre mirando para adelante”
“¡Eran la 10 y a la concha
de tu madre!”
El texto seguía pero creyó que tenía que moverse si quería
encontrarlo a Dante en la ciudad. Guardó
las hojas en el morral y regresó la caja al hueco que había dejado
en la hilada.
Levantó el libro “Crónicas Maritales” de Marcel
Jouhandeau.
“Habrá quedado de ayer” dijo y leyó.
“Habrá quedado de ayer” dijo y leyó.
“Las
mujeres abandonan el hogar mucho más fácilmente que los hombres, y tú eres más
doméstico que ninguno"
La frase lo desconcertó y pensó sin llegar a nada. Volvió la vista a las lineas de lectura que referían a la cuestión de quien abandona a quien con facilidad y sin derramar lágrimas.
“Para mí, abandonarla no es tan simple. Hay algo retorcido en mí. Varias veces elevo mis súplicas a Dios, le ruego que movilice a la muerte, que la muerte me lleve a mí o la lleve a ella. Pero al minuto estoy implorando todo lo contrario, que (Freuke) no me abandone nunca, que no se vaya, que no se muera, que mi suplicio continúe”.
La frase lo desconcertó y pensó sin llegar a nada. Volvió la vista a las lineas de lectura que referían a la cuestión de quien abandona a quien con facilidad y sin derramar lágrimas.
“Para mí, abandonarla no es tan simple. Hay algo retorcido en mí. Varias veces elevo mis súplicas a Dios, le ruego que movilice a la muerte, que la muerte me lleve a mí o la lleve a ella. Pero al minuto estoy implorando todo lo contrario, que (Freuke) no me abandone nunca, que no se vaya, que no se muera, que mi suplicio continúe”.
“Este hijo de puta de Jouhandeau me sacó la
placa de rayos X” dijo Nik y salió de “Pushkin”: no quería llegar
tarde a la casa de Dante.
Cruzó la plaza bajo la tormenta de viento y
una sorpresiva granizada de pedazos de hielo como huevos.
Fin
Relato 9 b – Segundo Tiempo
....................................................
“Los Relatos de “JUNIO” son
ficción. Los hechos y/o personajes son ficticios. Cualquier similitud con la
realidad es pura coincidencia”
...................................................................
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R E L A T O / 2
http://juniolibro.blogspot.com.ar/2016/08/junio-2-lunes-10-1038-am.html
"Había salido antes del amanecer y en el banco exhibí frente a Gargano toda la gama vergonzante de inseguridad y servidumbre. Todo lo malo y conflictivo que tenía con el banco, eran asuntos míos, acciones propias, actos provocados por mi conducta y sin embargo, parecía incapaz encausar el curso que había tomado mi vida. Para nada estaba satisfecho... ahora me quedaban las horas del día para convencer a mi mujer que firme el papeleo en la escribanía para salvar "Pushkin libros" y no caer en la marginalidad. Va a ser una pelea de fondo "La concha de tu madre Freuke Ágata"
http://juniolibro.blogspot.com.ar/2016/09/junio-3-lunes-10-258-pm.html
Freuke se levantó.
--- ¿Qué mierda hiciste ahora? – dijo.
--- Tuve que cubrir el rojo del banco con el terreno y la casita.
Freuke no lo escuchó: tenía lo suyo para meter en la hoguera... y que el fuego del infierno no se apague hasta que no le pueda pegar una patada, en los huevos a Nikita y mandarlo a la puta madre.
--- Pelotudo ¡Perdiste todo!
R E L A T O / 8
R E L A T O / 9
Este asuntillo “¡Querés
coger, pagá!” de la noche anterior, lo sacó de la cancha con tarjeta roja
escrachada en su jeta y Nikita reaccionó
mal, ofendido y en caliente se fue de mambo. Si hubiese pensado diez segundos, reconocería que las palabras de
Freuke “¡Querés coger, pagá! No tenían nada de sorprendente u ofensivo, porque
a Nik le sangraba el culo de pagar todas y cada una de las cuentas de la
familia. Era una provocación y desprecio que Freuke le tiraba cuando Nik se
ponía pesado.
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