domingo, 25 de septiembre de 2016

JUNIO 7 Lunes 10, 9:17 pm.


Ciudad del Este,  lunes 10, 9:17 pm


Nik detuvo el Chevy delante   de la Nueva Mansión del empresario llegado a Ciudad del Este: la Casa con Rejas de Papa Luigi, compañero o esposo de Eva. 

Nikita miró unos minutos pensativo con el corazón agitado, después  respiró como le enseñó la viejita instructora de Yoga en casos de miedo,  strees o  pánico y finalmente bajó del Chevy amarillo.  

Tocó el timbre y esperó de cara a una luz infrarroja  y cámaras de vigilancia.


La puerta de reja se abrió sin ruido y con suavidad aceitada, Nik entró y la reja volvió a cerrarse con un golpe seco a su espalda.


Atravesó el jardín con matas y arbustos ornamentales y flores iluminadas  por luces ocultas a la vista.


Se abrió la puerta blanca con apliques bañados en oro y Nikita pasó al  conocido salón de sillones: el diván chaise longue de Eva, una mesa cuadrada enana de patas gordas con libros y revistas prolijamente acomodadas. El amplio espacio estaba iluminado por una difusa luz de  color durazno rojizo que, con el perfume dulzón, los leños prendidos en el hogar y la llamas bailoteando, era una envolvente y narcótica calidez en la perturbadora penumbra  de la amplia estancia con estatuas y pesadas cortinas.

Papa Luigi lo recibió sentado en el sillón. Vestía un elegante saco chaqueta corte robe de terciopelo azul marino ajustado con un lazo,   pantalón blanco y mocasines.

Papa Luigi lo observo en silencio. Tenía ojos de un celeste tan claro que parecía que las cuencas estaban llenas de agua.  Nik no  pudo mantener la mirada y  giró la cabeza  al hogar de leña; era tan grande, que  el fuego parecía un bosque en llamas. “Acá todo está  a escala de Gulliver en el país de los enanos”, se dijo Nik y descubrió las armas que Papa Luigi tenía a la vista sobre el hogar. “Este tipo preparó todo para que me cague sentado" 

A Nik no le sirvió de mucho la respiración:  estaba preso de un violento miedo al arsenal de escopetas, rifles, revólveres... ¿Por qué carajo había venido? Quería escapar pero estaba sentado mirando a Papa Luigi.

--- Eva no está  –  dijo   –  Vamos a charlar. 
“¿De qué quiere hablar?” se preguntó Nik.
Papa Luigi lo miró. Tenía la boca algo torcida y la sonrisa era una burla, un  festín para él. 
--- ¿Qué hacen en las clases de Yoga? – dijo.

Nik  titubeó ¿Yoga? ¿Por qué  habla de Yoga?.
Arrancó indeciso y patinando.
--- Son movimientos del cuerpo buscando la armonía y el bienestar del espíritu y la mente – dijo.

--- ¿Todo eso en una hora de clase, tres veces por semana? – dijo.
Nik se cuidaba de hablar, explicar. Pensaba que Papa Luigi estaría de cacería  tras sus palabras, y buscaba  algo  que le sirviera de pretexto para colgarlo en el sótano de la mansión.

Nik esquivó la mirada de agua de Papa Luigi.
--- Yoga es algo así como pasar a un estado de vida de paz con reflexión, meditación y relajación – dijo. 
--- ¿Hay Yoga para parejas?
“Acá se viene” pensó Nik.
--- ¿Yoga para parejas?.. si… a nivel muy  superior ¡Muy superior! Con 100 años de practica,  se aprende a incorporar la  disciplina física, mental y espiritual.
--- ¿Es una broma?
--- ¿Qué?
--- Lo de 100 años.
Nik no contestó. 


--- ¿Vos y Eva que hacen juntos?
--- ¿Qué? No, no – Nik se apuró a negar cualquier contacto físico con Eva – nosotros, nosotros estamos en la salita azul del jardín de Yoga.  Solo meditación, respiración, relajación. ¡Solo eso Papa Luigi!  Cada uno en su rinconcito.

Nik no se daba cuenta de las boludeces que decía. 
--- ¿Eva para qué necesita relajarse?
Nik se encogió de hombros.
Papa  Luigi cambió de posición la pierna y paso el dedo gordo y el índice  por la raya del pantalón. 

--- Ruso, Eva está relajada -- dijo -- todo el día  en la cama leyendo. Me contaron que  ustedes se acuestan en una colchoneta, cierran los ojos y se trasladan al anochecer de una playa desierta: escuchan  olas,  pájaros,  truenos lejanos y la lluvia sobre la cara. Ven un piano blanco y un coro celestial ¿No?
--- También cantamos mantras:  "Om mani padme hum".
--- ¿Qué es eso?

Nik lo miró satisfecho: podía lucirse delante de ese pedazo de bruto y lanzó la andanada de palabras que aprendió Gugleando "Cada sílaba del mantra  Om Mani Padme Hum  purifica el cuerpo, el habla y la mente, y alude a cada uno de los aspectos que se desea trasmutar: el orgullo y el ego, la envidia y la lujuria, la pasión y el deseo, la estupidez y el prejuicio, la pobreza y el afán de posesión, la agresividad y el odio. Por ello, cada sílaba remite a los seis pāramitās o virtudes trascendentales: la generosidad, la ética, la paciencia, la diligencia, la concentración y la sabiduría."

Dicho ésto, Nik se quedó mirando a Papá Luigi con una sonrisa "¿Qué tal?

Luigi se rió.
--- ¡Qué manga de pajeros, papá! – dijo.
Nik se movió en el sillón molesto.

--- ¡Mira cómo son las cosas! Mientras meditas con los ojos cerrados, el Banco no duerme ¿Se entiende lo que digo, papá?

--- ¿Qué Banco?
--- El tuyo, papá ¿Me equivoco?  ¿No te sacaron hoy tu última  casa? Ahora tu Banco es un poco más rico y vos mucho, mucho más pobre. El Banco ¿Medita? ¿Reflexiona? Gargano, el gerente, ¿Cierra los ojos? ¿Escucha  pajaritos y ve mariposas?

Nik se sobresaltó.
--- ¿Cómo sabés?
--- En la ciudad  hay  buchones por todos lados y tal vez sepa más cosas de vos, papá.

Sonó la alarma en la cabeza de Nik y en  la puerta de calle. 
Papá Luigi levantó la cabeza y lo miró fijo.
--- ¿Tal vez Eva? – dijo .
Nik puso cara de poker.

Papa Luigi sin levantarse miró en el control la cara de quien llamaba, luego apretó algunas teclas y volvió los ojos acuosos  a Nik.
---¿No me mentís? – dijo  con gravedad Papa Luigi.

Se abrió la puerta y entró Dante, el hermano de Papa Luigi. Nik saludo con la mano.

Dante era un  flaco  alto de pelo crespo,  hermano chico de Papa Luigi. Vestía vaquero, remera de marca y  campera de cuero negro. Llevaba colgado al hombro un morral, también de cuero, y anteojos negros.

Dante  miró a Papa Luigi.
--- ¿Qué hace el ruso en tu casa? – dijo.
Papa Luigi  estudió a Nik.
--- No se. Preguntale – dijo. 

Nik pensó que era el momento de despedirse y salir corriendo. Se levantó: dio dos pasos vacilantes, quedó unos segundos como colgado y tomó el corredor al baño.

En el baño se sentó en una silla blanca a  fumar.
“¿Por qué mierda me metí acá?”  Pensó.  Y también  sintió su  alma calentarse por las ganas de ver a Eva, y aunque ella no estaba en la casa, la sentía en su piel. Pero su marido tenía dos revólveres en la sobaquera y un arsenal sobre el hogar de fuego ¡La puta con el padrino!

Entró Dante en el baño.
--- ¿Molesto? – dijo.
Prendió un cigarrillo y abrió la angosta ventana. 
--- Una casa libre de humo ¡Qué rompebolas! ¿No te parece? – dijo.

Nik no contestó.
--- ¿No está Eva? – preguntó Dante.
--- Tu hermano dice que no está.
--- ¿Viniste a verla?
“¿Este también quiere saber?”  

Dante no le quitaba los ojos.
--- ¿No sabes por dónde anda? – dijo.
Nik se exasperó.
--- ¿Cómo voy a saber?  
Dante lo miró.
--- ¿Te pasa algo? – dijo.

Nik se sentía un ratón delante de trampas que  le colocaban cada vez que avanzaba. Era hora de irse y buscaba  una  excusa que no levantara sospechas. Había caído en la casa a una hora imprudente en un momento inadecuado. Si Papa Luigi lo apurara con preguntas del tipo “¿Por qué viniste?” “¿Para qué?” “¿Necesitas algo?”  Nik no tenía una respuesta convincente.  ¿Contestataria con cara de boludo? “No se, quería charlar con  Eva”.


Dante tiró  desodorante de ambiente y salieron de regreso a la sala. 

Papa Luigi los escrutó. 
--- ¿Fueron a fumar?
Nik y Dante se miraron.
--- ¡Qué par de  pajeros!—dijo Papa Luigi fastidiado.
Dante no le prestó atención.
---  ¿Podemos servirnos whisky? – dijo.

Papa Luigi reprobó el pedido de Dante,  pero con un gesto le dio permiso y así, los tres estaban sentados con un vaso de whisky. Papa Luigi miraba a Dante, Dante sonreía y Nik  miraba el whisky: tenía que tomarlo  mojando la lengua porque no habría otro.

Papa Luigi abrió el juego apuntando con el dedo a Nikita.
---Estaba pensando en este.
 Nik se sobresaltó y miró a Dante.
 --- ¿Qué tiene que ver el ruso? 
Papa Luigi cruzó la pierna.
--- Es un pelotudo – dijo -- ¿Sabes que por estadística este es el país que tiene más librerías? ¿Por qué? Porque miles de tipos como Nikita Artemov abren librerías comerciales como si fuesen bibliotecas personales ¿Quién carajo lee? ¿Como puede ser negocio? El libro no es un bien de cambio, ni material,  ni durable. El libro tiene un precio, pero siempre que  comprás uno,  tenés la sensación que te estafaron “¿Un libro cuesta tanto?” Y pensás “¡Me están robando!” ¿Tengo razón o no?

Papa Luigi estaba afilado y no se distraía.
--- Querrás escuchar una historia Dante ¿Eh? – dijo estirando la cabeza y contó la historia de Calás, Nik y los libros que creyó vender. 

---  El ruso se cortaba el pelo  con un sujeto llamado Calás. Un tipo que aprendió el oficio de peluquero en la cárcel. Un día, Calás se aparece por  la librería del ruso.

Papa Luigi hablaba con voz gruesa; uno de los ojos transparentes estaba siempre entre cerrado, como si hubiese sido tocado por un rayo de sol.  Hablaba rápido, apenas abría la boca, se le arqueaban las cejas y aparecían líneas en la frente… Papa Luigi estaba contando  un asunto del  cual Nik estaba avergonzado y que nunca lo confió a nadie y  Papa Luigi  conocía la historia ¿Cómo mierda?

Nikita Artemov  había procedido como un pelotudo con Calás.  Le abrió un crédito de palabra, para la compra de textos escolares a sus hijos, pero se le agregaron los textos de los hijos de su hermana, que Nikita no se atrevió a negándoselos y también los del  hermano de Calás, que vivía en Los Jacarandás… a medida que la pila de libros sobre el mostrador se hacía montaña, a Nik se le entrecortaba la respiración, sudaba, le ardía el rostro y tenía punzadas en el estomago...  Para cobrar, Nikita Artemov esperó a  Calás el primer fin de mes: no vino y  tampoco al mes siguiente. Un sábado, Nik fue a la peluquería, pero la gente en espera lo avergonzó y la brutalidad Calás preguntándole “¿Qué querés?” lo hizo recular.

Nikita esperó a Calás seis “fines de mes” y  finalmente, con algunas copas de vodka, fue hasta la casa en el Barrio Mosconi. . Entre decenas de casas iguales ubicó la de Calás y llamó, golpeando la puerta con los nudillos.
Abrió Calás con el torso desnudo. La luz, a espalda de Calás,  le daba en la cara a Nik y ocultaba al otro. 
Calás se rió con tanto descaro que el sonido llegó al barrio La Liga.
--- ¿Y ahora ruso, qué mierda  querés? – dijo.
--- Los libros – Nik titubeó -- Te acordás…Los que compraste para tus hijos, tu hermana, tu hermano el de Los Jacaranás…Te esperé y no viniste a…a pagarlos… los…libros ... me los debes.
--- No te voy a pagar – dijo.
--- ¿Por qué?
--- Ruso, los libros me los distes ¿Miento? ¡Por eso no te debo nada!
--- Yo… yo te los vendí a crédito – tartamudeó Nik.
Calás lo empujó, cerró la puerta y eso fue todo. 
Nikita nunca  cobró los libros.

---  ¡Hay que joderse! – Dijo Papa Luigi -- ¿Porqué el ruso no exigió que Calás le pagase los libros? ¿Miedo al  hampón del pueblo? O porque la práctica de la meditación, la relajación y el Mindfulness  lo detuvieron y Nikita, recargado de espíritu, le perdonó la deuda.

--- ¿Qué Mindfulness? – preguntó Dante.
--- Preguntale al Ruso, qué es Mindfulness.

Nikita Artemov tenía las bolas por el suelo. Se sintió zamarreado y se calentó.
--- ¡Mindfulness! ¿No querés que también le explique que mierda es el  Kundalini Yoga, el Raja Yoga, el Shakti Yoga, el Nada Yoga, el Kriyu Yoga? ¿Con cual empiezo? – dijo áspero.
Papa Luigi lanzó un carcajada.
--- ¡Epa!¡Epa! Escuchá al ruso ¡Está enojado!

Dante  había venido a ver a su hermano  por otra cosa.
--- Dejálo al ruso en paz   -- dijo.
Papa Luigi  lo miró serio unos segundos, después se paró y llevó a Dante a un rincón.

Se enfrascaron en qué tenía que hacer Dante al día siguiente. Hablaban en voz baja, casi susurrando, para que Nikita no escuchase que el plan era: ser prudente  y Dante tendría que salir a la ruta  sin ninguno de los autos que tenían los hermanos. 


Nik se desentendió de Dante y Papa Luigi y sacó del bolsillo de la camisa el celular. Al segundo le cayó un rayo que le descargó 10.000 wts en la cabeza y Artemov reaccionó quemado por su imprudencia. ¿Cómo iba a mostrar el celular que guardaba las  fotos de él con  Eva,  Eva  sola cambiándose ... Nik  se apuró en tirar el celular en el morral y  se hizo el boludo. 

Respiró hondo y anestesiado por los temblores que le calaba  el culo, cayó en un sueño dentro de otro sueño.


Dante sacudió el hombro de Nik 
--- ¿Vamos? – dijo.

Nik subía al Chevy y Dante le gritó.
--- Esperame.
Dante volvió a la mansión de Papa Luigi sin tocar el timbre y desapareció en el interior.

Nik se sentó delante del volante. Adentro hacía un frío de cagarse y no tenía radio ni dónde mierda poner CDs. Tal vez en algún momento podrá poner el Chevy amarillo a punto y que se vea pi-pi-cu-cu.

Dante tardaba en salir y Nik cada vez estaba con más   frío, dentro del cubículo del Chevy.
--- ¿Qué mierda le pasa a Dante? ¿Se está confesando? –  gritó fastidiado.

Cuando Dante salió de la mansión del hermano, Nikita cruzaba  la fase 2 de la hipotermia: tenía violentos escalofríos, estaba pálido y los labios, orejas y dedos estaban azules. 

Nik despertó con los gritos de Dante, abrió los ojos y por algunos segundos no supo donde estaba. Después se recuperó y partieron.



En el Chevy amarillo  no hablaron mientras cruzaban las desiertas calles de la ciudad amenazada con truenos y relámpagos.

--- ¿No querés pasar? – dijo Dante en la puerta de su casa.
--- Otro día.
--- Bueno, nos estamos viendo.

Nik arrancó el auto y se perdió en las desiertas calles esa noche de lunes,  fría y tormentosa con ráfagas de viento que desestabilizaban el Chevy amarillo.




Fin del Relato 7
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 “JUNIO es una obra literaria  y los hechos y/o personajes son de ficción. Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia”
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SEGUIMOS EN CURSO


Ciudad del Este;  lunes 10, 10:59 pm

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Si te ha agradado el Relato te invito visitar los anteriores, posteados en el sitio:

juniolibro.blogspot.com.ar  ¿Qué tiene Nikita Artemiev? )



PORTADA


Relato  1



Relato 2



Relato 4


Relato 5


Relato  6

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   ( Juniolibro.blogspot.com.ar “Qué tiene Nikita Artemiev” )
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Literatura   Actualidad   Relaciones maritales  Interacción familiar   Sociedad 


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domingo, 18 de septiembre de 2016

JUNIO 6 - Lunes 10; 8:57 pm

"Los hechos y/o personajes de "JUNIO" son ficticios.
Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia"

Ciudad del Este, lunes 10, 8:57 pm



En la entrada de la Galería Comercial, Nik  miraba  caer la lluvia. Las empleadas de los comercios habían cerrado, apagado las luces y esperaban engrosando  el abigarrado grupo, con los  que bajaban  de las oficinas. La ansiedad los mataba a todos: nadie quería mojarse ni quedarse en ese frío corredor húmedo y desangelado.

Nik pensó en correr hasta la librería “Pushkin” pero  estaba tildado. El peso de la melancolía lo aplastó al frío embaldosado de la Galería.
Lo rodeaba el parloteo y las risas de esa gente, pegadas hombro a hombro, esperando a que alguien los pase a buscar.

La lluvia era tan intensa que inundó la calle en cinco minutos.

Nik  se había alejado al fondo de la Galería:  fumaba y caminaba en círculos como un preso. Le lastimaban los feroces choques con Freuke, le parecía  caer una y otra vez en la mierda. Explotaba  y sobrevivía como peleador callejero: tanto recibía, tanto daba y después le quedaban los golpes marcados y un  hondo malestar en el alma.

¿Cómo deshacer el nudo tóxico y reiniciar en otro lado, otro lugar,  una nueva vida? No parecía que él pudiese protagonizar tal hazaña.

“Nikita, usted es un tipo que se pone el zapato derecho en el pié izquierdo”  diagnosticó el Doctor en psiquiatría Calzolari. Y esgrimió otra afortunada frase el hijo de puta: “Nikita, usted para untar una tostada, mete la cuchara en el tarro vacío y le da con la cuchara rascando y rascando al pedo: mucho ruido ¿Qué le parece?”

De modo que Nikita  Artemov,  año tras año, daba vuelta en el mismo lugar, horadando la tierra de este pueblo de provincia, que finalmente lo sepultaría para siempre jamás.

Nik miró que el  grupo en la boca de la Galería ya no era tal: habían quedado unos cuantos descolgados y decidió que era hora de irse.

Corrió  hasta el Chevy amarillo esquivando  los autos  y  se metió en la cabina. Con el pañuelo se secó la cabeza, el cuello y la cara. En la guantera tenía una petaca de cuero con vodka, tomó un trago  y con las manos sobre el volante pensó en Eva.

Nik conoció a Eva en la librería hace  tres años. Ella preguntó porqué el nombre “Pushkin”. Artemov recibió la pregunta como una llave que abría el candado a su tenso y vibrante silencio que guardaba temblando frente a Eva.

Eva lo había impactado de lleno desde que cruzaron sus miradas la primera vez.
  
Pero ahora se le abría a Nikita la posibilidad  de hablar, gesticular, sonreír y, excitado, volcó a borbollonees sus ideas sobre libros, literatura,  filosofía, historia: habló de cine y a Eva le entusiasmó la conversación porque era buena lectora y escribía algo de sus pensamientos y poesia en un diario íntimo. Había comenzado Letras en Buenos Aires hasta que se enfermó la madre y regresó a Ciudad del Este. 

Eva había dejado el poblado para siempre una vez terminado el secundario en el Histórico. Juró no volver nunca más y regresó con Papa Luigi a cuidar de su madre… y le decía a Nik llorando “Voy a morir en esta puta aldea” . Eva no tenía buenos recuerdos de su crianza en Ciudad del Este.

Entre Eva y Nik  había energía empática y la amistad  creció a un grado de intimidad sorprendente.  Eva lo invitó a su casa y allí conoció a Papa Luigi: un hombre corpulento, cincuentón, algunas canas en la mata del cabello negro y voz gruesa. Nik le tendió la mano y Papa Luigi  se la apretó hasta dejarla estirada  como un guante. Papa Luigi le palmeó la espalda de bienvenida y Nik trastabilló dos metros agarrándose de las pesadas cortinas rojas con borlas doradas.
Papa Luigi rió mirando a Eva.
--- Ah, el amigo de mi mujer – gritó. 
Nik lo miró buscando una rápida respuesta.
--- Hacemos Yoga – dijo.
Papa Luigi abrió los ojos sorprendido.
--- Ah, sí, sí… ¡Yoga! – dijo y lo volvió a palmear, esta vez le dobló  la espalda.

Eva había corrido un poco el voile de la cortina y miraba a la calle.

Estaban en el gran salón  de la enorme casa que hizo construir Papa Luigi, iluminada por los últimos rayos del sol del otoño.
Papa Luigi señaló a su mujer.
--- Esta me dijo que ustedes hablan de libros. Es una de las drogas legalizadas ¿no? Eva lee toda la noche  ¿Qué lees?
Eva no contestó y prendió un cigarrillo.

Papa Luigi abrió lo brazos.
--- Ves Nikita  ¿De qué sirven los libros? – dijo.

La discusión de la pareja cayó en cascada, sobre tópicos íntimos. Nik apuró el vaso de agua mineral y se despidió.

En otra visita,  Papa Luigi le preguntó a Nik.
--- ¿Quién crees que puso la butique exclusiva “Piel & Seda” para que Eva esté ocupada en algo?   
Nik sacudió la cabeza.
--- ¡Papá! – rió Luigi.
Eva suspiró fastidiada se levantó y desapareció en el interior de la casa.
Papa Luigi parecía querer mostrarle a Nik cómo domar a una mujer. Nikita no creía que a Eva le afectase el método, pero a él, Papa Luigi, le daba miedo. ¡Joder macho con este tipo!

En las conversaciones entre  Nik y Eva, el tema de cómo, cuándo y dónde  conoció a Papa Luigi, no figuraba en el temario. Tampoco qué hacía Papa Luigi con el divertido cortejo de muchachos en el Club Social o en el exclusivo Richmond del Club Regatas.  

A veces Eva decía algo del anecdotario de Papa Luigi pero enseguida dejaba  de hablar.  
--- Papa Luigi no me dice nada y yo no pregunto. Así esta mejor.

Después de todo  ¿A quien carajo le importaba Papa Luigi? Mierda ¡A toda la Ciudadela! Era cinturón Negro de Karate, campeón peso pesado indiscutido en el Boxing de Ferro. Se lo veía correr enfundado en su equipo deportivo impecable, seguido por sus muchachos como guardaespaldas; el grupo cruzaba la ciudad, tomaba la costanera del Rio Grande,  se los veía entrar en el gimnasio, en el natatorio, remar por el río en kayac con 2° bajo cero, o salir del puerto en su Barco Deportivo de 20 mts de eslora y 7 de manga  con Eva en la proa de cara al sol. El barco se deslizaba suavemente y cargaba una colección de notables  de la vida social de la ciudad y de la provincia, incluyendo al Gobernador, al Secretario y otros políticos y empresarios y más Gigantes y Cabezudos de las fallas esteñas. Papa Luigi vestía de blanco con una gorra de capitán  y a su alrededor el servicio de la corte estaba activo. Para éstas salidas, Papa Luigi se hacia traer el catering del Argenta Tower Hotel.

Eva era elegante, despedía un halo de exquisita fragancia a jazmín y rosas, hablaba sonriendo  y voz suave…Nik nunca la vio vestida y arreglada de otra manera que no sea elegante ... era como si hubiese nacido reina de los Alemanes del Volga... sin sacarse la corona ni para ir a cagar.

Una tarde de primavera estaban  solos en la sala. Eva recostada sobre el diván chaise longue de pana negra,  tenía puesto un vestido mini de color blanco  de encaje con combinación, cinto de raso y escote en forma de corazón. Llevaba zapatos de taco alto y tenía una pierna levemente doblada sobre la otra.  Miraba a Nik, apoyada  sobre el codo. Su  risa era acogedora y  contagiosa. Nik le sacó algunas fotos con el celular.

Eva enarcó las cejas y movió suave la cabeza y sonrió pícara.
--- ¿Por qué? – dijo.
--- Estas preciosa…pero…  si te enoja,  borro las fotos.
--- No…no…está bien. Me halaga. Gracias Nik, sos un amor – dijo.


Nik sintió que le ardían las mejillas y la cabeza le daba vueltas. Buscó una vía de escape porque estaba aterrorizado a invadir espacios prohibidos.
--- ¿No te gustaría hacer Yoga? – dijo.
Eva se entusiasmó:
--- Sería extraordinario y me ayudaría un montón… pero… el año que viene querido Nik  ¿Sabés que me voy con Papa Luigi a Marbella y Amsterdam? ¿Me vas a esperar?

En otra visita a ciegas,   Eva  estaba en la cama.  Se la veía compungida, porque su madre no la había reconocido: era el tramo final de la esclerosis. Eva le contó que encontró a su madre muy mal y que lloró mucho.

 Una vez que Nik pudo tranquilizarla, ella volvió los ojos azules a él y  le pidió  que sirva dos copas de Gin Tonic.

Nik  fue al Bar, armado como un Pub en una parte  de la habitación, y puso más esmero que cualquier Bartender con Aword al mejor elegido por Bar and Drinks. Hacía buenos tragos porque años atrás, en El Acassuso de la Capital, fue ayudante del gordo que le enseñó todo sobre tragos.

Está claro que para Nik, Eva era su sublime obsesión y así debía atenderla: puso una medida  de London Dry Gin, tónica Schweppes, cáscara de lima y mucho hielo  y volvió a la cama de Eva con los dos tragos.

La habitación  estaba iluminada con una  cálida luz de textura naranja con pinceladas rojizas. Hacía calor.
Los tragos animaron a Eva y al rato los dos conversaban y reían. 

Nik se sentía muy cómodo y oían desde una bandeja para discos de vinilo, música suave y lejana. Iban por el tercer Gin Tonic y Eva levantó  la sabana de seda: tenía puesto un mini  vestidito  fucsia con encaje.  El cuerpo de Eva  puso a Nik contra las cuerdas. La sorpresa lo dejó tieso, con los ojos sobre los senos, el cuello, los brazos, los muslos, las piernas y los tobillos.
--- ¿Por qué no venís acá? – dijo Eva susurrando. 
“¡Guau!”  
Nik no salía de su asombro y miró hacía la puerta.

Papa Luigi de  2 metros y más de 100 kg.  podía caer por allí  y desollarlo vivo en el trayecto del dormitorio hasta la puerta de calle. Era el riesgo que corría  Nik, acostado con Eva bajo las sabanas de seda. 

Siempre que Eva lo invitaba a pasar, Nik pensaba en su inminente degüello en  manos de Papa Luigi  pero Eva decía:
--- Papa Luigi no está.
--- ¿Está en la ciudad?
--- No se, por ahí anda.


Había dejado de llover y las calles brillaban bajo las luces y los autos rodaban continuamente sobre los charcos y el asfalto mojado en derredor de la plaza Independencia.

Nikita arrancó el Chevy amarillo y salió hacia la casa de Eva, su cálido nido.

Esperaba no encontrarse con Papa Luigi. 

FIN  del Relato 6
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SEGUIMOS  EN  CURSO


Ciudad del Este; lunes 10, 9:17 pm

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sábado, 10 de septiembre de 2016

JUNIO 5 - Lunes 10, 4:37 pm

“JUNIO”  es una ficción literaria y cualquier parecido con nombres, situaciones, diálogos…  es atribuible a la coincidencia e imaginación del autor.



Ciudad del Este, lunes 10;  4:37 pm

1

El lunes 10, el día había empezado para Nikita a las 6:58 am esperando ser recibido por el gerente  del Banco Provincia. A las 4:37 pm y todavía no había terminado con el papeleo.

La discusión que tuvo   con Freuke fue una de las peleas “duras” y Nik todavía temblaba cuando bajó del Edificio de los Maestros y salió a la calle.

Las nubes negras teñían la tarde y algunas luminarias de la  calle estaban prendidas como si fuese de noche. El viento del sudeste y el frío calaron a Nik.

Artemov levantó el cuello de la campera y se metió en el Chevy amarillo a esperar a su mujer.

2

Nikita y Freuke desde años tenían peleas: a cuatro o seis vueltas. En ocasiones: semifondo a diez rounds y las  de fondo a quince ¿Cómo mierda sobrevivieron? La  vida de Nik y Freuke viviendo juntos, era un grano en el culo.

Diez años atrás, Freuke dormía casi todas las noches, en la cuna con sus pequeños hijos y le sacaba la lengua a Nik, cuando éste aparecía desnudo con su  verga  dura y preparada para meterse  de cabeza en el ducto.  

Nikita siempre encontraba el canal obstruido por “La Abeja Reina” que colocaba el escudo de los niños.¿Freuke lo humillaba?   Así lo sintió Nikita Artemov en lo más profundo, entonces se fue a la mierda y  alquiló una pieza en  “La Posada ” y, lejos de Freuke empezó a sentirse peor. Vivía  dentro de horribles  pesadillas que lo levantaban de la cama antes del amanecer, salía a la calle y caminaba por horas perdido como un imbécil.


El lunes 10, el día había empezado para Nikita a las 6:58 am esperando ser recibido por el gerente  del Banco Provincia. A las 4:37 pm y todavía no había terminado con el papeleo.

La discusión que tuvo   con Freuke fue una de las peleas “duras” y Nik todavía temblaba cuando bajó del Edificio de los Maestros y salió a la calle.

Las nubes negras teñían la tarde y algunas luminarias de la  calle estaban prendidas como si fuese de noche. El viento del sudeste y el frío calaron a Nik.

Artemov levantó el cuello de la campera y se metió en el Chevy amarillo a esperar a su mujer.

2

Nikita y Freuke desde años tenían peleas: a cuatro o seis vueltas. En ocasiones: semifondo a diez rounds y las  de fondo a quince ¿Cómo mierda sobrevivieron? La  vida de Nik y Freuke viviendo juntos, era un grano en el culo.

Diez años atrás, Freuke dormía casi todas las noches, en la cuna con sus pequeños hijos y le sacaba la lengua a Nik, cuando éste aparecía desnudo con su  verga  dura y preparada para meterse  de cabeza en el ducto.  

Nikita siempre encontraba el canal obstruido por “La Abeja Reina” que colocaba el escudo de los niños.¿Freuke lo humillaba?   Así lo sintió Nikita Artemov en lo más profundo, entonces se fue a la mierda y  alquiló una pieza en  “La Posada ” y, lejos de Freuke empezó a sentirse peor. Vivía  dentro de horribles  pesadillas que lo levantaban de la cama antes del amanecer, salía a la calle y caminaba por horas perdido como un imbécil.







En su extravío, Nik pensó que el Dr. Calzolari le presentaría a alguna paciente chiflada, con alguna afinidad suya: música, literatura, cine y todo eso. Esperó y esperó sin que Calzolari  "atendiese su muda plegaria".  Simplemente no le daba pelota. Lo del terapeuta era escuchar sin hablar, dibujar en una agenda y de vez en vez levantar los ojos, decir  "Ajá, si ¿Qué pensas?". Calzolari intentaba que Nik aprendiese a sostenerse parado solo, sin muletas. También buscaba que pague las sesiones semanales. Calzolari fracasó en un caso y en el otro también: de las quince  visitas solamente la secretaria cobró la primera.

Pero hubo un día en que Nik entró al consultorio con la alegría de quien encontró la fórmula para aliviar el peso de  su cuerpo y alma y quería compartirlo con su amigo el Doctor Calzolari. Muy buena intención la de Artemov, pero Calzolari agregó esa visita, fuera de hora, a la deuda. 

--- Arreglé  con Freuke: vuelvo a mi casa. – dijo.
Nikita  estaba eufórico.
Calzolari lo atendió en medio de la sesión de otra paciente.
--- ¿Con tu mujer? ¡Qué bien! – dijo. 
Y después no habló. Solamente lo miró y Nik lo miró.

Estaban en una sala auxiliar del consultorio que servía para comer y tomar café o té o whisky.
Nik se movió  nervioso y prendió un cigarrillo.
--- Hablé con mi mujer y está todo bien.  – dijo.
El Doctor  no contestó. Nik se impacientó y lo apuró.
--- ¿Qué te parece?
Calzolari lo miró.
.--- Es tu decisión – dijo.
Se encogió de hombros y siguió mirándolo. “Este tipo esta de remate” pensó “loco y regalado”.

Nik se movía de un lado a otro. Esperaba la dispensa del Doctor, el alta, el permiso y discutía la posición en el casillero.
--- ¿Hay algo malo en mí? ¿Por qué está mal  que vuelva con mi familia?

Calzolari estaba fastidiado lo miró fijo y  lo enfrentó  con una sonrisa. 


--- En todos estos meses no fuiste capaz de tomar café, cenar, pasear y acostarte con mujer alguna: Betty, María, Stella, Barbie… cualquiera. Tampoco te acercaste a ningún grupo, ni siquiera a los Testigos de Jehová que andan a la pesca de todo el mundo. ¡No podés relacionarte… eso es todo! ¡Estas  cerrado por miedo a que te asalten!
Calzolari sonrió para que Artemov tome sus palabras sin volverse loco.  



¿De qué mierda hablaba Calzolari? pensó Nik.
Y viró de optimista redomado a ser víctima. Estaba enojado.
--- ¿Porqué carajo te reís? – dijo
--- Eh, eh, amigo Artemiev ¿Qué dije? Pareces que para untar la tostada  te equivocas de frasco. Tenes   facilidad de ponerte el zapato derecho en el pie izquierdo.


Nik  estaba incomodo.
---  ¿Qué debo hacer?
--- Volver con tu mujer ¿Cómo se llama?
Nik se tensó. Todos los meses que pasó delante de ese tipo  ¿Era un cotilleo?
--- ¿Por qué? – dijo.
--- No te pongas así Nikita, yo no soy tu enemigo, tampoco soy tu amigo, soy tu terapeuta. En lo que toca a tu problema vos lo resolviste, te vas a vivir otra vez con tu mujer ¿Te hace bien? ¿Crees que sí? ¿Qué puedo decir?

El terapeuta sabía defender su venta, Nik se alteró y prendió otro cigarrillo.
--- Quiero saber si hago bien en volver con mi mujer.
El Doctor  Calzolari lo miró y esperó a que Nik se calmara.

Los minutos pasaban y ninguno de los dos rompía el silencio. La hora de 45 minutos de la sesión del otro paciente llegaba a su fin. Calzolari tenía que terminar con Artemov y volver al consultorio.

--- ¿Qué me vas a decir?
Calzolari lo miró impávido.
--- Lo que se rompe no queda igual … pero vos no te apañas para vivir ni solo ni acompañado…entonces – abrió los brazos y chasqueó la lengua.
--- ¿Qué? – interrumpió Nikita.
--- Volvé al nido  y seguí tratándote. ¡No tenés que abandonar la terapia! Te voy a derivar a un colega del Hospital. 
---¿Por qué en el Hospital?
Calzolari sonrió lo más amable que pudo.
--- Me debés todas las veces que viniste ¿no? ¿A quién puedo recomendarte?
--- Estoy pasando una mala racha.
--- Compendo. Pero igual hay que pagar. Es parte de la terapia. Pagar hace bien a la  estima de uno, te hace más seguro que  andar por ahí escondiéndote. Le voy a dejar la factura de los honorarios a la secretaria y, querido Nikita, pagala como puedas.

Nik pareció de pronto sepultado por escombros ¿Qué hubiera querido oír?

El  Doctor Calzolari  dio por terminada la sesión.
Nikita se fue sin responder  pateándose las bolas enojado.

3

La vuelta al hogar no resolvió nada. Fue una experiencia dolorosa y fútil.
El encuentro, la reconciliación y la tregua  duró apenas seis días y terminó al séptimo.
¿Cómo?

Pues así de simple:  Nikita y Freuke habían salido a cenar y a festejar el  “reencuentro”. Entre copa y copa, Nik habló y habló… verborágico y lleno de entusiasmo salpicaba con saliva a su mujer “Ahora nuestras vidas, en  todo, te juro  será distinta, porque alcanzamos la madurez de sufrimiento” Nik involucraba a su mujer en este dudoso aprendizaje ¿Qué era esa chinga para un pendejo de casi veinticinco años?

Nik  siguió  sin parar hasta el "Templo del Amor: Khajuraho”.  Grandioso   cojedero de la Ciudad del Este. El nombre lo puso un tipo que anduvo haciendo negocios con la efedrina en la India y trajo el nombre para su emprendimiento.

Nik imaginaba que  en este encuentro íntimo, volverían al  ciclo de  atracción sexual encarnado por la pasión. Aquellos extraordinarios primeros 365 días en los cuales las palabras estaban de más, la poesía estaba encarnada por el Kamasutra y  coger era  hacerse sopa en los fluidos corporales cada noche.



Camino al “Khajuraho” en el Chevy amarillo, Nikita Artemov se había desabrochado el pantalón y la cabeza del pene tocaba el volante. Freuke, a su lado, se dormía sin dejar de repetir que Yevgueni y Marusha estaban solos “Pobrecitos, mis bebés, qué estaran haciendo” y siguió lamentándose la “Abeja Reina” por  Marusha y Yevgueni hasta que estuvieron en la pieza, desnudos.

En la pieza del “Khajuraho”, entre la luz violeta y perfume a jazmín de la habitación, Freuke seguía repitiendo “Cómo pudimos dejarlos solos a los niños” Artemov le ciñó la cintura y apoyó su potencial aparato. “Los está cuidando tu vieja”, dijo y  metía mano a las tetas y el culo y pegaba besos en el cuello “Pero no es lo mismo que los cuide mamá” “Sí, sí” dijo Nik y la guió a la postura de  “La unión de la vaca”; ella se puso en cuatro patas, Nik le aferró con una mano el pelo y con la otra le dio unos suaves golpes en las nalgas y se apoyó fuerte por atrás y la penetró… De pronto Freuke se deshizo de la postura y saltó de la cama. Le gritó que ella no era una puta, "pero   vos, hijo de puta, sos  un degenerado y que mi culo nunca, nunca… así siguió mientras Nik le decía que “La postura de la Vaca” o “La del perrito” no era  sexo anal y que ellos lo habían echo miles de veces y que si le apetecía podían cambiar por “La unión de la vaca” por “La posición de Andrómada o “El Desatascador” con tal de mojarla.

Freuke no lo miraba y buscaba su ropa.
--- ¿Por qué me trajiste acá? Lo podíamos hacer en casa. 
Nik saltó de la cama.
---¿De qué  hablás  boluda?—dijo. 

Freuke se vestía tan rápido que las manos de Nik no alcanzaban a volver a sacarle la bombacha, el corpiño, la blusa: “Dejame” “No insistas”, y la lucha terminó cuando su mujer lo sentó de culo con un bofetón.
--- Buscate una puta para estas cosas – le gritó desde la puerta.

Nik se acodó en el Frigobar de la habitación, tomándose todas las cervezas, los whiskys, los fernet y  lo que encontraba a mano.


Terminó como terminó: para la mierda. Nikita Artemov apeló al servicio de una puta que el encargado del Khajutaho no ubicó.
--- Están todas trabajando a esta hora – dijo el encargado de noche.
--- ¿Hay pocas putas hay en la ciudad?
--- Muchas y todas trabajan. Falta más putas para cubrir la demanda.

Entonces Nik se masturbó y cayó en un profundo sueño. Cuando volvió a su casa, Freuke se había mudado al dormitorio con Marusha, y Nikita ocupó el sofá del comedor y solo Yevgueni había conservado su habitación sin ser molestado ¡Ahí tenés, pelotudo! 

Nik se arrastró por la casa todo el día con dolor de cabeza. Pasada la resaca, Nikita descubrió el nuevo orden bajo los ojos secos, duros y vigilantes de la  “Abeja Reina” A partir de ese día, Artemiev fue “El Jefe del Hogar”: pagaba las facturas de todos los servicios, todas las compras y no tenía el control remoto de la Televisión.

Al cabo del tiempo, con la intervención del Banco, se mudaron al 7mo piso, Dto. 52 del Edificio de los Maestros.  Ocuparon los 70 m2 de la madre de Freuke y en esencia nada cambio: estaban más apretados y se chocaban todo el tiempo.

Y  tal vez el fluido seminal de Nik derramado en el baño tras una rápida masturbación, se mezclaba, con los de Yevgueni que entraba en la edad de jalarse el pito.

En cuanto a Freuke, se puso un Traje del Ejército de Salvación, se sentó frente a la computadora y pasaba horas y horas jugando. La pantalla reflejaba su rostro impávido. En el Candy Crush no había pasado en meses el nivel 40 ¡Hay que joderse pana!

Freuke y Nik tuvieron relaciones sexuales ocasionalmente hasta que terminaron las ganas, el apetito y se pudrió cinco años atrás  y cada uno se encerró en su mundo a resolver el tema   como podía. Los celos que, esporádicamente manifestaba Nikita, eran inconducentes: Freuke se reía y le decía ¡Qué boludo que sos! De una separación formal nunca se habló.

3

Nik esperaba en el Chevy amarillo  a Freuke. Estaba impaciente de llegar a   la escribanía de Bacigalupo y terminar con el papeleo del banco.

Vio a su mujer por el espejo retrovisor.
Freuke salió del Edificio de los Maestros vestida y calzada con tacos altos como si fuese a la Gala del Club Social.

Nikita había notado que, desde hace algunos meses, su mujer había cambiado de aspecto y ahora se producía mutándose de madre en hermana mayor de su hija Marusha.  Se pintaba, se colgaba  bisutería. El peinado y la tintura  era el trabajo del  estilista, semana por medio.

4

Una vez terminado la lectura y la firma del convenio entre el banco, Nikita Artemov y Freuke Ágata von Franze ante el escribano Bacigalupo,  salieron de la oficina  y en la puerta de la Galería Comercial, Nik le preguntó a Freuke:
--- ¿No vas a casa?
--- Los lunes tengo clases de alemán.
--- ¿Qué alemán? ¿Dónde vas hablar  alemán? ¿En la Sociedad de Socorros de los Alemanes del Volga?
--- Se me hace tarde – dijo.
--- ¿Y los chicos? ¿No te preocupan?
--- Están con mamá.

La vio cruzar la calle corriendo con el paraguas.



Freuke no lo soportaba ¡Si señor! y Nik sentía aversión a esta unión fallida. La vida no le sonreía a Artemov.

Con ese miserable reconocimiento, miró como Freuke se alejaba   por la diagonal de la plaza.

FIN
JUNIO  5

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Seguimos  en curso



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"Junio" es una obra de ficción y cualquier parecido a algo o alguien    es por  casualidad. Lo jura enfáticamente el autor. A.N
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