sábado, 10 de septiembre de 2016

JUNIO 5 - Lunes 10, 4:37 pm

“JUNIO”  es una ficción literaria y cualquier parecido con nombres, situaciones, diálogos…  es atribuible a la coincidencia e imaginación del autor.



Ciudad del Este, lunes 10;  4:37 pm

1

El lunes 10, el día había empezado para Nikita a las 6:58 am esperando ser recibido por el gerente  del Banco Provincia. A las 4:37 pm y todavía no había terminado con el papeleo.

La discusión que tuvo   con Freuke fue una de las peleas “duras” y Nik todavía temblaba cuando bajó del Edificio de los Maestros y salió a la calle.

Las nubes negras teñían la tarde y algunas luminarias de la  calle estaban prendidas como si fuese de noche. El viento del sudeste y el frío calaron a Nik.

Artemov levantó el cuello de la campera y se metió en el Chevy amarillo a esperar a su mujer.

2

Nikita y Freuke desde años tenían peleas: a cuatro o seis vueltas. En ocasiones: semifondo a diez rounds y las  de fondo a quince ¿Cómo mierda sobrevivieron? La  vida de Nik y Freuke viviendo juntos, era un grano en el culo.

Diez años atrás, Freuke dormía casi todas las noches, en la cuna con sus pequeños hijos y le sacaba la lengua a Nik, cuando éste aparecía desnudo con su  verga  dura y preparada para meterse  de cabeza en el ducto.  

Nikita siempre encontraba el canal obstruido por “La Abeja Reina” que colocaba el escudo de los niños.¿Freuke lo humillaba?   Así lo sintió Nikita Artemov en lo más profundo, entonces se fue a la mierda y  alquiló una pieza en  “La Posada ” y, lejos de Freuke empezó a sentirse peor. Vivía  dentro de horribles  pesadillas que lo levantaban de la cama antes del amanecer, salía a la calle y caminaba por horas perdido como un imbécil.


El lunes 10, el día había empezado para Nikita a las 6:58 am esperando ser recibido por el gerente  del Banco Provincia. A las 4:37 pm y todavía no había terminado con el papeleo.

La discusión que tuvo   con Freuke fue una de las peleas “duras” y Nik todavía temblaba cuando bajó del Edificio de los Maestros y salió a la calle.

Las nubes negras teñían la tarde y algunas luminarias de la  calle estaban prendidas como si fuese de noche. El viento del sudeste y el frío calaron a Nik.

Artemov levantó el cuello de la campera y se metió en el Chevy amarillo a esperar a su mujer.

2

Nikita y Freuke desde años tenían peleas: a cuatro o seis vueltas. En ocasiones: semifondo a diez rounds y las  de fondo a quince ¿Cómo mierda sobrevivieron? La  vida de Nik y Freuke viviendo juntos, era un grano en el culo.

Diez años atrás, Freuke dormía casi todas las noches, en la cuna con sus pequeños hijos y le sacaba la lengua a Nik, cuando éste aparecía desnudo con su  verga  dura y preparada para meterse  de cabeza en el ducto.  

Nikita siempre encontraba el canal obstruido por “La Abeja Reina” que colocaba el escudo de los niños.¿Freuke lo humillaba?   Así lo sintió Nikita Artemov en lo más profundo, entonces se fue a la mierda y  alquiló una pieza en  “La Posada ” y, lejos de Freuke empezó a sentirse peor. Vivía  dentro de horribles  pesadillas que lo levantaban de la cama antes del amanecer, salía a la calle y caminaba por horas perdido como un imbécil.







En su extravío, Nik pensó que el Dr. Calzolari le presentaría a alguna paciente chiflada, con alguna afinidad suya: música, literatura, cine y todo eso. Esperó y esperó sin que Calzolari  "atendiese su muda plegaria".  Simplemente no le daba pelota. Lo del terapeuta era escuchar sin hablar, dibujar en una agenda y de vez en vez levantar los ojos, decir  "Ajá, si ¿Qué pensas?". Calzolari intentaba que Nik aprendiese a sostenerse parado solo, sin muletas. También buscaba que pague las sesiones semanales. Calzolari fracasó en un caso y en el otro también: de las quince  visitas solamente la secretaria cobró la primera.

Pero hubo un día en que Nik entró al consultorio con la alegría de quien encontró la fórmula para aliviar el peso de  su cuerpo y alma y quería compartirlo con su amigo el Doctor Calzolari. Muy buena intención la de Artemov, pero Calzolari agregó esa visita, fuera de hora, a la deuda. 

--- Arreglé  con Freuke: vuelvo a mi casa. – dijo.
Nikita  estaba eufórico.
Calzolari lo atendió en medio de la sesión de otra paciente.
--- ¿Con tu mujer? ¡Qué bien! – dijo. 
Y después no habló. Solamente lo miró y Nik lo miró.

Estaban en una sala auxiliar del consultorio que servía para comer y tomar café o té o whisky.
Nik se movió  nervioso y prendió un cigarrillo.
--- Hablé con mi mujer y está todo bien.  – dijo.
El Doctor  no contestó. Nik se impacientó y lo apuró.
--- ¿Qué te parece?
Calzolari lo miró.
.--- Es tu decisión – dijo.
Se encogió de hombros y siguió mirándolo. “Este tipo esta de remate” pensó “loco y regalado”.

Nik se movía de un lado a otro. Esperaba la dispensa del Doctor, el alta, el permiso y discutía la posición en el casillero.
--- ¿Hay algo malo en mí? ¿Por qué está mal  que vuelva con mi familia?

Calzolari estaba fastidiado lo miró fijo y  lo enfrentó  con una sonrisa. 


--- En todos estos meses no fuiste capaz de tomar café, cenar, pasear y acostarte con mujer alguna: Betty, María, Stella, Barbie… cualquiera. Tampoco te acercaste a ningún grupo, ni siquiera a los Testigos de Jehová que andan a la pesca de todo el mundo. ¡No podés relacionarte… eso es todo! ¡Estas  cerrado por miedo a que te asalten!
Calzolari sonrió para que Artemov tome sus palabras sin volverse loco.  



¿De qué mierda hablaba Calzolari? pensó Nik.
Y viró de optimista redomado a ser víctima. Estaba enojado.
--- ¿Porqué carajo te reís? – dijo
--- Eh, eh, amigo Artemiev ¿Qué dije? Pareces que para untar la tostada  te equivocas de frasco. Tenes   facilidad de ponerte el zapato derecho en el pie izquierdo.


Nik  estaba incomodo.
---  ¿Qué debo hacer?
--- Volver con tu mujer ¿Cómo se llama?
Nik se tensó. Todos los meses que pasó delante de ese tipo  ¿Era un cotilleo?
--- ¿Por qué? – dijo.
--- No te pongas así Nikita, yo no soy tu enemigo, tampoco soy tu amigo, soy tu terapeuta. En lo que toca a tu problema vos lo resolviste, te vas a vivir otra vez con tu mujer ¿Te hace bien? ¿Crees que sí? ¿Qué puedo decir?

El terapeuta sabía defender su venta, Nik se alteró y prendió otro cigarrillo.
--- Quiero saber si hago bien en volver con mi mujer.
El Doctor  Calzolari lo miró y esperó a que Nik se calmara.

Los minutos pasaban y ninguno de los dos rompía el silencio. La hora de 45 minutos de la sesión del otro paciente llegaba a su fin. Calzolari tenía que terminar con Artemov y volver al consultorio.

--- ¿Qué me vas a decir?
Calzolari lo miró impávido.
--- Lo que se rompe no queda igual … pero vos no te apañas para vivir ni solo ni acompañado…entonces – abrió los brazos y chasqueó la lengua.
--- ¿Qué? – interrumpió Nikita.
--- Volvé al nido  y seguí tratándote. ¡No tenés que abandonar la terapia! Te voy a derivar a un colega del Hospital. 
---¿Por qué en el Hospital?
Calzolari sonrió lo más amable que pudo.
--- Me debés todas las veces que viniste ¿no? ¿A quién puedo recomendarte?
--- Estoy pasando una mala racha.
--- Compendo. Pero igual hay que pagar. Es parte de la terapia. Pagar hace bien a la  estima de uno, te hace más seguro que  andar por ahí escondiéndote. Le voy a dejar la factura de los honorarios a la secretaria y, querido Nikita, pagala como puedas.

Nik pareció de pronto sepultado por escombros ¿Qué hubiera querido oír?

El  Doctor Calzolari  dio por terminada la sesión.
Nikita se fue sin responder  pateándose las bolas enojado.

3

La vuelta al hogar no resolvió nada. Fue una experiencia dolorosa y fútil.
El encuentro, la reconciliación y la tregua  duró apenas seis días y terminó al séptimo.
¿Cómo?

Pues así de simple:  Nikita y Freuke habían salido a cenar y a festejar el  “reencuentro”. Entre copa y copa, Nik habló y habló… verborágico y lleno de entusiasmo salpicaba con saliva a su mujer “Ahora nuestras vidas, en  todo, te juro  será distinta, porque alcanzamos la madurez de sufrimiento” Nik involucraba a su mujer en este dudoso aprendizaje ¿Qué era esa chinga para un pendejo de casi veinticinco años?

Nik  siguió  sin parar hasta el "Templo del Amor: Khajuraho”.  Grandioso   cojedero de la Ciudad del Este. El nombre lo puso un tipo que anduvo haciendo negocios con la efedrina en la India y trajo el nombre para su emprendimiento.

Nik imaginaba que  en este encuentro íntimo, volverían al  ciclo de  atracción sexual encarnado por la pasión. Aquellos extraordinarios primeros 365 días en los cuales las palabras estaban de más, la poesía estaba encarnada por el Kamasutra y  coger era  hacerse sopa en los fluidos corporales cada noche.



Camino al “Khajuraho” en el Chevy amarillo, Nikita Artemov se había desabrochado el pantalón y la cabeza del pene tocaba el volante. Freuke, a su lado, se dormía sin dejar de repetir que Yevgueni y Marusha estaban solos “Pobrecitos, mis bebés, qué estaran haciendo” y siguió lamentándose la “Abeja Reina” por  Marusha y Yevgueni hasta que estuvieron en la pieza, desnudos.

En la pieza del “Khajuraho”, entre la luz violeta y perfume a jazmín de la habitación, Freuke seguía repitiendo “Cómo pudimos dejarlos solos a los niños” Artemov le ciñó la cintura y apoyó su potencial aparato. “Los está cuidando tu vieja”, dijo y  metía mano a las tetas y el culo y pegaba besos en el cuello “Pero no es lo mismo que los cuide mamá” “Sí, sí” dijo Nik y la guió a la postura de  “La unión de la vaca”; ella se puso en cuatro patas, Nik le aferró con una mano el pelo y con la otra le dio unos suaves golpes en las nalgas y se apoyó fuerte por atrás y la penetró… De pronto Freuke se deshizo de la postura y saltó de la cama. Le gritó que ella no era una puta, "pero   vos, hijo de puta, sos  un degenerado y que mi culo nunca, nunca… así siguió mientras Nik le decía que “La postura de la Vaca” o “La del perrito” no era  sexo anal y que ellos lo habían echo miles de veces y que si le apetecía podían cambiar por “La unión de la vaca” por “La posición de Andrómada o “El Desatascador” con tal de mojarla.

Freuke no lo miraba y buscaba su ropa.
--- ¿Por qué me trajiste acá? Lo podíamos hacer en casa. 
Nik saltó de la cama.
---¿De qué  hablás  boluda?—dijo. 

Freuke se vestía tan rápido que las manos de Nik no alcanzaban a volver a sacarle la bombacha, el corpiño, la blusa: “Dejame” “No insistas”, y la lucha terminó cuando su mujer lo sentó de culo con un bofetón.
--- Buscate una puta para estas cosas – le gritó desde la puerta.

Nik se acodó en el Frigobar de la habitación, tomándose todas las cervezas, los whiskys, los fernet y  lo que encontraba a mano.


Terminó como terminó: para la mierda. Nikita Artemov apeló al servicio de una puta que el encargado del Khajutaho no ubicó.
--- Están todas trabajando a esta hora – dijo el encargado de noche.
--- ¿Hay pocas putas hay en la ciudad?
--- Muchas y todas trabajan. Falta más putas para cubrir la demanda.

Entonces Nik se masturbó y cayó en un profundo sueño. Cuando volvió a su casa, Freuke se había mudado al dormitorio con Marusha, y Nikita ocupó el sofá del comedor y solo Yevgueni había conservado su habitación sin ser molestado ¡Ahí tenés, pelotudo! 

Nik se arrastró por la casa todo el día con dolor de cabeza. Pasada la resaca, Nikita descubrió el nuevo orden bajo los ojos secos, duros y vigilantes de la  “Abeja Reina” A partir de ese día, Artemiev fue “El Jefe del Hogar”: pagaba las facturas de todos los servicios, todas las compras y no tenía el control remoto de la Televisión.

Al cabo del tiempo, con la intervención del Banco, se mudaron al 7mo piso, Dto. 52 del Edificio de los Maestros.  Ocuparon los 70 m2 de la madre de Freuke y en esencia nada cambio: estaban más apretados y se chocaban todo el tiempo.

Y  tal vez el fluido seminal de Nik derramado en el baño tras una rápida masturbación, se mezclaba, con los de Yevgueni que entraba en la edad de jalarse el pito.

En cuanto a Freuke, se puso un Traje del Ejército de Salvación, se sentó frente a la computadora y pasaba horas y horas jugando. La pantalla reflejaba su rostro impávido. En el Candy Crush no había pasado en meses el nivel 40 ¡Hay que joderse pana!

Freuke y Nik tuvieron relaciones sexuales ocasionalmente hasta que terminaron las ganas, el apetito y se pudrió cinco años atrás  y cada uno se encerró en su mundo a resolver el tema   como podía. Los celos que, esporádicamente manifestaba Nikita, eran inconducentes: Freuke se reía y le decía ¡Qué boludo que sos! De una separación formal nunca se habló.

3

Nik esperaba en el Chevy amarillo  a Freuke. Estaba impaciente de llegar a   la escribanía de Bacigalupo y terminar con el papeleo del banco.

Vio a su mujer por el espejo retrovisor.
Freuke salió del Edificio de los Maestros vestida y calzada con tacos altos como si fuese a la Gala del Club Social.

Nikita había notado que, desde hace algunos meses, su mujer había cambiado de aspecto y ahora se producía mutándose de madre en hermana mayor de su hija Marusha.  Se pintaba, se colgaba  bisutería. El peinado y la tintura  era el trabajo del  estilista, semana por medio.

4

Una vez terminado la lectura y la firma del convenio entre el banco, Nikita Artemov y Freuke Ágata von Franze ante el escribano Bacigalupo,  salieron de la oficina  y en la puerta de la Galería Comercial, Nik le preguntó a Freuke:
--- ¿No vas a casa?
--- Los lunes tengo clases de alemán.
--- ¿Qué alemán? ¿Dónde vas hablar  alemán? ¿En la Sociedad de Socorros de los Alemanes del Volga?
--- Se me hace tarde – dijo.
--- ¿Y los chicos? ¿No te preocupan?
--- Están con mamá.

La vio cruzar la calle corriendo con el paraguas.



Freuke no lo soportaba ¡Si señor! y Nik sentía aversión a esta unión fallida. La vida no le sonreía a Artemov.

Con ese miserable reconocimiento, miró como Freuke se alejaba   por la diagonal de la plaza.

FIN
JUNIO  5

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Seguimos  en curso



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"Junio" es una obra de ficción y cualquier parecido a algo o alguien    es por  casualidad. Lo jura enfáticamente el autor. A.N
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