“JUNIO” es una ficción literaria y cualquier parecido con nombres, situaciones, diálogos… es atribuible a la coincidencia e imaginación del autor.
Ciudad del Este, lunes 10; 4:37 pm
1
El lunes 10, el día había empezado para Nikita a las 6:58 am
esperando ser recibido por el gerente
del Banco Provincia. A las 4:37 pm y todavía no había terminado
con el papeleo.
La discusión que tuvo con
Freuke fue una de las peleas “duras” y Nik todavía temblaba cuando bajó del Edificio
de los Maestros y salió a la calle.
Las nubes negras teñían la tarde y algunas luminarias de
la calle estaban prendidas como si fuese
de noche. El viento del sudeste y el frío calaron a Nik.
Artemov levantó el cuello de la campera y se metió en el Chevy
amarillo a esperar a su mujer.
2
Nikita y Freuke desde años tenían peleas: a cuatro o seis
vueltas. En ocasiones: semifondo a diez rounds y las de fondo a quince ¿Cómo mierda sobrevivieron? La vida de Nik y
Freuke viviendo juntos, era un grano en el culo.
Diez años atrás, Freuke dormía casi todas las noches, en la
cuna con sus pequeños hijos y le sacaba la lengua a Nik, cuando éste aparecía
desnudo con su verga dura y preparada para meterse de cabeza en el ducto.
Nikita siempre encontraba el canal obstruido por “La Abeja
Reina” que colocaba el escudo de los niños.¿Freuke lo humillaba? Así lo sintió Nikita Artemov en lo más profundo,
entonces se fue a la mierda y alquiló
una pieza en “La Posada ” y, lejos de Freuke
empezó a sentirse peor. Vivía dentro de
horribles pesadillas que lo levantaban
de la cama antes del amanecer, salía a la calle y caminaba por horas perdido
como un imbécil.
El lunes 10, el día había empezado para Nikita a las 6:58 am esperando ser recibido por el gerente del Banco Provincia. A las 4:37 pm y todavía no había terminado con el papeleo.
La discusión que tuvo con Freuke fue una de las peleas “duras” y Nik todavía temblaba cuando bajó del Edificio de los Maestros y salió a la calle.
Las nubes negras teñían la tarde y algunas luminarias de la calle estaban prendidas como si fuese de noche. El viento del sudeste y el frío calaron a Nik.
Artemov levantó el cuello de la campera y se metió en el Chevy amarillo a esperar a su mujer.
2
Nikita y Freuke desde años tenían peleas: a cuatro o seis vueltas. En ocasiones: semifondo a diez rounds y las de fondo a quince ¿Cómo mierda sobrevivieron? La vida de Nik y Freuke viviendo juntos, era un grano en el culo.
Diez años atrás, Freuke dormía casi todas las noches, en la cuna con sus pequeños hijos y le sacaba la lengua a Nik, cuando éste aparecía desnudo con su verga dura y preparada para meterse de cabeza en el ducto.
Nikita siempre encontraba el canal obstruido por “La Abeja Reina” que colocaba el escudo de los niños.¿Freuke lo humillaba? Así lo sintió Nikita Artemov en lo más profundo, entonces se fue a la mierda y alquiló una pieza en “La Posada ” y, lejos de Freuke empezó a sentirse peor. Vivía dentro de horribles pesadillas que lo levantaban de la cama antes del amanecer, salía a la calle y caminaba por horas perdido como un imbécil.
En su extravío, Nik pensó que el Dr. Calzolari le
presentaría a alguna paciente chiflada, con alguna afinidad suya: música,
literatura, cine y todo eso. Esperó y esperó sin que Calzolari "atendiese su muda plegaria". Simplemente no le daba pelota. Lo del terapeuta era escuchar sin hablar, dibujar en una agenda y de vez en vez levantar los ojos, decir "Ajá, si ¿Qué pensas?". Calzolari intentaba que Nik aprendiese a sostenerse parado solo, sin muletas. También buscaba que pague las sesiones semanales. Calzolari
fracasó en un caso y en el otro también: de las quince visitas
solamente la secretaria cobró la primera.
Pero hubo un día en que Nik entró al consultorio con la
alegría de quien encontró la fórmula para aliviar el peso de su cuerpo y alma y quería compartirlo con su
amigo el Doctor Calzolari. Muy buena intención la de Artemov, pero Calzolari agregó esa visita, fuera de hora, a la deuda.
--- Arreglé con
Freuke: vuelvo a mi casa. – dijo.
Nikita estaba
eufórico.
Calzolari lo atendió en medio de la sesión de otra
paciente.
--- ¿Con tu mujer? ¡Qué bien! – dijo.
Y después no habló. Solamente lo miró y Nik lo miró.
Estaban en una sala auxiliar del consultorio que servía para comer y tomar café o té o whisky.
Nik se movió nervioso
y prendió un cigarrillo.
--- Hablé con mi mujer y está todo bien. –
dijo.
El Doctor no
contestó. Nik se impacientó y lo apuró.
--- ¿Qué te parece?
Calzolari lo miró.
.--- Es tu decisión – dijo.
Se encogió de hombros y siguió mirándolo. “Este tipo esta de
remate” pensó “loco y regalado”.
Nik se movía de un lado a otro. Esperaba la dispensa del
Doctor, el alta, el permiso y discutía la posición en el casillero.
--- ¿Hay algo malo en mí? ¿Por qué está mal que vuelva con mi familia?
Calzolari estaba fastidiado lo miró fijo y lo enfrentó
con una sonrisa.
--- En todos estos meses no fuiste capaz de tomar café, cenar,
pasear y acostarte con mujer alguna: Betty, María, Stella, Barbie… cualquiera.
Tampoco te acercaste a ningún grupo, ni siquiera a los Testigos de Jehová que
andan a la pesca de todo el mundo. ¡No podés relacionarte… eso es todo! ¡Estas cerrado por miedo a que te asalten!
Calzolari sonrió para que Artemov tome sus palabras sin
volverse loco.
¿De qué mierda hablaba Calzolari? pensó Nik.
Y viró de optimista redomado a ser víctima. Estaba enojado.
--- ¿Porqué carajo te reís? – dijo
--- Eh, eh, amigo Artemiev ¿Qué dije? Pareces que para untar
la tostada te equivocas de frasco. Tenes facilidad
de ponerte el zapato derecho en el pie izquierdo.
Nik estaba incomodo.
--- ¿Qué debo hacer?
--- Volver con tu mujer ¿Cómo se llama?
Nik se tensó. Todos los meses que pasó delante de ese tipo ¿Era un cotilleo?
--- ¿Por qué? – dijo.
--- No te pongas así Nikita, yo no soy tu enemigo, tampoco
soy tu amigo, soy tu terapeuta. En lo que toca a tu problema vos lo resolviste,
te vas a vivir otra vez con tu mujer ¿Te hace bien? ¿Crees que sí? ¿Qué puedo
decir?
El terapeuta sabía defender su venta, Nik se alteró y
prendió otro cigarrillo.
--- Quiero saber si hago bien en volver con mi mujer.
El Doctor Calzolari
lo miró y esperó a que Nik se calmara.
Los minutos pasaban y ninguno de los dos rompía el silencio.
La hora de 45 minutos de la sesión del otro paciente llegaba a su fin. Calzolari tenía que terminar con Artemov y volver al consultorio.
--- ¿Qué me vas a decir?
Calzolari lo miró impávido.
--- Lo que se rompe no queda igual … pero vos no te apañas
para vivir ni solo ni acompañado…entonces – abrió los brazos y chasqueó la
lengua.
--- ¿Qué? – interrumpió Nikita.
--- Volvé al nido y
seguí tratándote. ¡No tenés que abandonar la terapia! Te voy a derivar
a un colega del Hospital.
---¿Por qué en el Hospital?
Calzolari sonrió lo más amable que pudo.
--- Me debés todas las veces que viniste ¿no? ¿A quién puedo recomendarte?
--- Estoy pasando una mala racha.
--- Compendo. Pero igual hay que pagar. Es parte de la
terapia. Pagar hace bien a la estima de uno, te hace más seguro que andar por ahí escondiéndote. Le
voy a dejar la factura de los honorarios a la secretaria y, querido Nikita,
pagala como puedas.
Nik pareció de pronto sepultado por escombros ¿Qué hubiera
querido oír?
El Doctor Calzolari dio por terminada la sesión.
Nikita se fue sin responder pateándose las bolas enojado.
3
La vuelta al hogar no resolvió nada. Fue una experiencia dolorosa
y fútil.
El encuentro, la reconciliación y la tregua duró apenas seis días y terminó al séptimo.
¿Cómo?
Pues así de simple: Nikita
y Freuke habían salido a cenar y a festejar el “reencuentro”. Entre
copa y copa, Nik habló y habló… verborágico y lleno de entusiasmo salpicaba con saliva a su mujer “Ahora nuestras vidas, en todo, te juro será distinta, porque alcanzamos la madurez de sufrimiento” Nik involucraba a su mujer en este dudoso aprendizaje ¿Qué era esa chinga para un pendejo de casi veinticinco años?
Nik siguió sin parar hasta el "Templo del Amor: Khajuraho”. Grandioso cojedero de la
Ciudad del Este. El nombre lo puso un tipo que anduvo haciendo negocios con la
efedrina en la India y trajo el nombre para su emprendimiento.
Nik imaginaba que en
este encuentro íntimo, volverían al ciclo de atracción sexual encarnado
por la pasión. Aquellos extraordinarios primeros 365
días en los cuales las palabras estaban de más, la poesía estaba
encarnada por el Kamasutra y coger era hacerse sopa en los fluidos corporales cada noche.
Camino al “Khajuraho” en el Chevy amarillo, Nikita Artemov se
había desabrochado el pantalón y la cabeza del pene tocaba el volante. Freuke,
a su lado, se dormía sin dejar de repetir que Yevgueni y Marusha estaban solos
“Pobrecitos, mis bebés, qué estaran haciendo” y siguió lamentándose la “Abeja
Reina” por Marusha y Yevgueni hasta que
estuvieron en la pieza, desnudos.
En la pieza del “Khajuraho”, entre la luz violeta y perfume a jazmín de la
habitación, Freuke seguía repitiendo “Cómo pudimos dejarlos solos a los niños”
Artemov le ciñó la cintura y apoyó su potencial aparato. “Los está cuidando tu
vieja”, dijo y metía mano a las tetas y el culo y pegaba besos en el
cuello “Pero no es lo mismo que los cuide mamá” “Sí, sí” dijo Nik y la guió a la postura de “La unión de la vaca”; ella se puso en cuatro
patas, Nik le aferró con una mano el pelo y con la otra le dio unos suaves
golpes en las nalgas y se apoyó fuerte por atrás y la penetró… De pronto Freuke
se deshizo de la postura y saltó de la cama. Le gritó que ella no era una puta, "pero vos, hijo de puta, sos un
degenerado y que mi culo nunca, nunca… así siguió mientras Nik le decía que “La
postura de la Vaca ”
o “La del perrito” no era sexo anal y que
ellos lo habían echo miles de veces y que si le apetecía podían cambiar por “La unión de la vaca” por “La posición de
Andrómada o “El Desatascador” con tal de mojarla.
Freuke no lo miraba y buscaba su ropa.
--- ¿Por qué me trajiste acá? Lo podíamos hacer en casa.
Nik saltó de la cama.
---¿De qué hablás boluda?—dijo.
Freuke se vestía tan rápido que las manos de Nik no
alcanzaban a volver a sacarle la bombacha, el corpiño, la
blusa: “Dejame” “No insistas”, y la lucha terminó cuando su mujer lo sentó de culo con un bofetón.
--- Buscate una puta para estas cosas – le gritó desde la
puerta.
Nik se acodó en el Frigobar de la habitación, tomándose todas
las cervezas, los whiskys, los fernet y lo que encontraba a mano.
Terminó como terminó: para la mierda. Nikita Artemov apeló
al servicio de una puta que el encargado del Khajutaho no ubicó.
--- Están todas trabajando a esta hora – dijo el encargado de noche.
--- ¿Hay pocas putas hay en la ciudad?
--- Muchas y todas trabajan. Falta más putas para cubrir la demanda.
Entonces Nik se masturbó y cayó en un profundo sueño. Cuando
volvió a su casa, Freuke se había mudado al dormitorio con Marusha, y Nikita
ocupó el sofá del comedor y solo Yevgueni había conservado su habitación sin
ser molestado ¡Ahí tenés, pelotudo!
Nik se arrastró por la casa todo el día con dolor de cabeza.
Pasada la resaca, Nikita descubrió el nuevo orden bajo los ojos secos, duros y
vigilantes de la “Abeja Reina” A partir de ese día, Artemiev fue “El Jefe del Hogar”: pagaba las facturas de todos los
servicios, todas las compras y no tenía el control remoto de la Televisión.
Al cabo del tiempo, con la intervención del Banco, se mudaron
al 7mo piso, Dto. 52 del Edificio de los Maestros. Ocuparon los 70 m2 de la
madre de Freuke y en esencia nada cambio: estaban más apretados y se chocaban todo el tiempo.
Y tal vez el fluido
seminal de Nik derramado en el baño tras una rápida masturbación, se mezclaba,
con los de Yevgueni que entraba en la edad de jalarse el pito.
En cuanto a Freuke, se puso un Traje del Ejército de
Salvación, se sentó frente a la computadora y pasaba horas y horas jugando. La
pantalla reflejaba su rostro impávido. En el Candy Crush no había pasado en
meses el nivel 40 ¡Hay que joderse pana!
Freuke y Nik tuvieron relaciones sexuales ocasionalmente
hasta que terminaron las ganas, el apetito y se pudrió cinco años atrás y cada uno se encerró en su mundo a resolver
el tema como podía. Los celos que, esporádicamente
manifestaba Nikita, eran inconducentes: Freuke se reía y le decía ¡Qué boludo
que sos! De una separación formal nunca se habló.
3
Nik esperaba en el Chevy amarillo a Freuke. Estaba impaciente de llegar a la
escribanía de Bacigalupo y terminar con el papeleo del banco.
Vio a su mujer por el espejo retrovisor.
Freuke salió del Edificio de los Maestros vestida y calzada
con tacos altos como si fuese a la
Gala del Club Social.
Nikita había notado que, desde hace algunos meses, su mujer
había cambiado de aspecto y ahora se producía mutándose de madre en hermana
mayor de su hija Marusha. Se pintaba, se
colgaba bisutería. El peinado y la
tintura era el trabajo del estilista, semana por medio.
4
Una vez terminado la lectura y la firma del convenio entre
el banco, Nikita Artemov y Freuke Ágata von Franze ante el escribano
Bacigalupo, salieron de la oficina y en la puerta de la Galería Comercial, Nik le
preguntó a Freuke:
--- ¿No vas a casa?
--- Los lunes tengo clases de alemán.
--- ¿Qué alemán? ¿Dónde vas hablar alemán? ¿En la Sociedad de Socorros de
los Alemanes del Volga?
--- Se me hace tarde – dijo.
--- ¿Y los chicos? ¿No te preocupan?
--- Están con mamá.
La vio cruzar la calle corriendo con el paraguas.
Freuke no lo soportaba ¡Si señor! y Nik sentía aversión a esta unión fallida. La vida no le sonreía a Artemov.
Con
ese miserable reconocimiento, miró como Freuke se alejaba por la diagonal de la plaza.
FIN
JUNIO 5
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"Junio" es una obra de ficción y cualquier parecido a algo o alguien es por casualidad. Lo jura enfáticamente el autor. A.N
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